miércoles, 1 de noviembre de 2017

LETICIA DOLERA, AITANA SÁNCHEZ-GIJÓN, BÁRBARA REY... MENTIROSAS ACUSANDO DE AGRESIÓN SEXUAL


 

En las últimas semanas, al rebufo del escándalo desatado por las acusaciones de acoso sexual por parte de varias actrices contra el productor de cine y ejecutivo Harvey Weinstein, han aparecido una serie de oportunistas sin escrúpulos ni dignidad de ninguna clase, capaces de aprovecharse de esta situación que viven muchas mujeres para intentar subir, por primera vez o de regreso, al candelabro (que diría la Mazagatos, pues  féminas de semejante catadura moral no son merecedoras ni del empleo con corrección del refranero para referirse a ellas). No se puede hacer una acusación tan grave como ésta, sin dar nombres y salpicando a inocentes. Salvo que sea mentira lo que dices, claro.

A río revuelto, ganancia de pescadores. Que hay mujeres que han sufrido acoso, las hay, por supuesto, pero Letizia Dólera no es una de ellas. Si fuera cierto lo que dice, daría nombres, como hicieron quienes acusaron a Weinstein. Ella en cambio, sólo ha hablado de vaguedades. Un director, un actor… Con la reputación de la gente no se juega. Tras sus declaraciones, la de todos los profesionales con que ha trabajado va a quedar en entredicho para feministas y borregos prejuiciosos. Y todo gratuitamente, sin que ella se moje en absoluto.  

Lo de Aitana Sánchez-Gijón, que dice "no acordarse" del nombre de su agresor, ya es para descojonarse. Como si una víctima de una agresión sexual pudiera olvidar éste. Y lo de Barbara Rey, ni te cuento. Que sepamos, esta señora ha sido famosa justo por lo contrario. A saber, por poner precio a su cuerpo e, incluso, chantajear a sus amantes para sacarles más dinero. Y ahora hay que creerse que había quien la asaltaba contra su voluntad, como si ella no se prestase a eso de entregar su cuerpo a cambio de... Hay que joderse.

Carla Hidalgo, Maru Valdivieso, Ana Gracia… La única que se salva de la quema es Luisa Martín, por ser la única que da un nombre (si es que resulta identificable su ex profesor de arte dramático al que acusa, claro, porque si no, ni ella). Todas las demás, no son más que una comparsa de perdedoras, muy en línea con las almas en pena de la Santa Compaña, que viene muy a colación estos días, que deambulan sin norte y se agarran a cualquier cosa, sin importarles nada, con tal de regresar al candelabro las que alguna vez estuvieron en él, por llegar al mismo las que nunca lo hicieron. Si realmente alguien les propusiera pasar por… a cambio de ello, personalmente no me cabe duda de que accederían sin poner pegas. Aquello del dime de qué presumes y te diré de qué careces, suele resultar muy acertado. Dicen que el refranero es sabio, y de sabios hacer caso de los sabios.

Resulta muy curioso y revelador que ninguna de las que anda por el candelero (éstas sí), haya hecho ninguna acusación de este tipo. Las feministas y otros en la onda dirán que no lo hacen, precisamente, para no perder su lugar en él. Yo les responderé que, precisamente, quien está en él se encuentra en posición privilegiada que la hace invulnerable, y desde ella podría acusar sin temor. ¿Alguien puede creerse que los directores, productores… podrían permitirse el lujo de renunciar a trabajar con Penélope Cruz, Elsa Pataky, Amaia Salamanca, Vanessa Romero…? Por favor, un poco de seriedad. Mujeres acosadas hay, pero no son regla, sino excepción. Gracias a Dios, no es lo normal en ninguna profesión hoy día. Aquellas mujeres que realmente fueron víctimas de este tipo de agresiones, van a contar siempre con mi apoyo. Pero, por ese mismo respeto que me merecen, estas otras sólo van a encontrar desprecio por mi parte. El nombre que me merecen, sin más, es el de CERDAS.

lunes, 25 de septiembre de 2017

TORPEZA Y SINRAZÓN DE UNOS Y OTROS EN LA CRISIS CATALANA

 
 

 
Tal y como puede intuirse de su título, éste es un artículo que puede agradar o desagradar tanto a independentistas como a sus opositores, pues, a juicio de su autor, ni unos ni otro están totalmente exento de culpa ni de razón en este asunto. Entiendo que la pretensión de independencia catalana es un despropósito sin fundamento histórico ni de ninguna clase, como se explicará en las líneas que van a leer. Sin embargo, también resulta difícil imaginar mayor torpeza que la exhibida por Rajoy y sus cohortes desde el principio.

La cuestión catalana es algo que viene ya de lejos. Para entenderla en toda su dimensión, hay que remontarse a los tiempos del Imperio Carolingio y conocer su historia y evolución. El germen de lo que hoy es Cataluña estuvo la “Marca Hispánica”, creada por Carlomagno en 795 más allá de la antigua provincia de la Septimania, abarcando desde lo que hoy es Pamplona hasta Barcelona, para servir de contención frente a los árabes, los cuales, tras invadir la península ibérica, amenazaban expandirse por toda Europa y fueron derrotados y contenidos por Carlos Martel en la batalla de Poitiers el 10 de octubre de 732. Esta marca quedó integrada por condados dependientes de los monarcas francos a principios del siglo IX. Para gobernar estos territorios designaron condes. De todos ellos, los que alcanzaron mayor protagonismo fueron los de Pamplona, constituido en el primer cuarto del siglo IX en reino; Aragón, constituido en condado independiente en 809; Urgel, importante sede episcopal y condado con dinastía propia desde 815; y el condado de Barcelona, que con el tiempo se convirtió en hegemónico sobre sus vecinos, los de Ausona y Gerona.

Tras la desintegración imperial, el condado de Barcelona alcanzó una independencia de facto a finales del siglo X, y consiguió agrupar en torno a él, mediante vínculos familiares o de vasallaje, a una parte importante de la actual Cataluña, principalmente los condados de Gerona, Osona, Besalú, Cerdaña y Ampurias. Es decir, HUBO UN TIEMPO EN QUE LOS CATALANES FUERON INDEPENDIENTES. Nunca fueron nación, peros sí fueron independientes.

En el siglo XII, el condado de Barcelona y el reino de Aragón se unieron dinásticamente mediante los esponsales acordados entre Ramiro II de Aragón y Ramón Berenguer IV de Barcelona en 1137, por los que el conde barcelonés contraería matrimonio con la futura reina aragonesa Petronila. Un condado siempre lo era de un reino y no podía ser a la inversa, motivo por el cual, con esta unión, “Cataluña” pasó a ser parte de  la corona aragonesa. Un mero concepto político, pues, realmente, la potencia dominante en la unificación fue aquélla y no ésta, y Ramón Berenguer su nuevo gobernante. Es decir, decir que Cataluña fue “tan sólo” una parte del Reino de Aragón es una verdad a medias, pues, a efectos reales, fue más bien lo contrario. Para entendernos: imaginemos que California tuviera frontera con Argentina y, tras independizarse de los EEUU y sin llegar a alcanzar el estatus de país, decidieran unirse a ésta.  Dado que Argentina sí es un país, sería California la que quedaría integrada en él y no lo contrario. Sin embargo, la realidad sería más bien la contraria, asumiendo aquélla el control dado su mayor poder económico y político. Un caso similar fue el de aragoneses y catalanes, si bien con menos diferencia en cuanto a peso específico de cada uno.

Siglos después, una nueva boda real, la de los Reyes Católicos, dio por resultado otra unificación dinástica, aunando las coronas de Castilla y Aragón. Hay que entender no obstante, que esto no significaba unificación de los territorios, sino tan sólo de las coronas. A partir de entones, el/la monarca de Aragón y el/la de Castilla pasaban a ser la misma persona,  lo cual no implicaba que ambos reinos pasaran a ser uno. Ese concepto fue llegando con el tiempo y, desde el principio, los catalanes se sintieron a disgusto con él y vieron a los castellanos como extranjeros. Es decir, desde antes del nacimiento del propio concepto de España, nunca tuvieron sentimiento de pertenencia a un mismo país que aquéllos. Piénsese como ejemplo en la monarquía inglesa y la Commonwealth. El Rey de Inglaterra es asimismo Jefe del Estado en muchos de los estados integrantes de aquélla, sin que ello signifique que Canadá, Australia, Inglaterra… son un mismo país. Algo semejante ocurría aquí con estas unificaciones dinásticas.

En Castilla la monarquía era muy fuerte y dominante, mientras que en Aragón predominaba el poder de la nobleza, motivo por el cual los monarcas dieron preferencia a aquélla, pues casaba mejor con sus intereses. De ahí que los territorios descubiertos y anexionados de América se atribuyeran a Castilla y no a Aragón (recuérdese que el concepto España no existía todavía, dándose tan sólo una coincidencia de coronas sobre una misma cabeza real), que se empleasen y apoyasen preferentemente la lengua y leyes de Castilla –de lo cual derivó en concepto del castellano como idioma común del país-, etc. Dieron pues los monarcas prioridad a ésta sobre Aragón, y ya en tiempos del Conde-Duque de Olivares, que éste aconsejara a Felipe IV tener “por el negocio más importante de su Monarquía el hacerse rey de España” (entendida como el territorio que abarcaba lo que fue la provincia romana de la Hispania, no como nación, concepto que, se insiste, no había nacido todavía)”; “quiero decir, señor, que no se contente V. Majd. con ser rey de Portugal, de Aragón, de Valencia, conde de Barcelona, sino que trabaje y piense, con trabajo maduro y secreto, por reducir estos reinos de que se compone España al estilo y leyes de Castilla sin ninguna diferencia, que si V.M. lo alcanza será el príncipe más poderoso del mundo”.

La política centralizadora de Olivares creo gran tensión y malestar en Cataluña. Con motivo de la guerra con  Francia, el Conde-Duque llevó allí las tropas castellanas, que eran miradas con recelo por la población local que las consideraba extranjeras y había de subvenir a su alojamiento, aumentando así las tensiones hasta el punto de ruptura. Las revueltas campesinas fueron en origen de naturaleza antiseñorial, pero la nobleza catalana supo desviar esos objetivos y sumarse a la protesta a través de un movimiento interclasista que apuntaba a la política de Madrid como causa de todos los males. La entrada en Barcelona de medio millar de segadores el 7 de junio de 1640, festividad del Corpus Christi, dio pie a terribles incidentes en es Corpus de sangre que costó la vida al virrey, conde de Santa Coloma. Se inició así una guerra separatista que habría de durar hasta 1652. En un principio, Cataluña intentó constituirse en república independiente, pero la presión castellana obligó a los catalanes a requerir la protección de Francia, cuyo monarca se convirtió en conde de Barcelona. Sin embargo, las quejas dirigidas antes contra Madrid, arreciaron ahora contra París al verse Cataluña explotada por el ejército y los comerciantes galos. La ayuda francesa fue escasa y ello facilitó la recuperación por parte de Felipe IV, quien concedió una amnistía general y prometió respetar sus fueros y costumbres.

Siglos después sin embargo, tuvo lugar la Guerra de Sucesión por la corona española, fallecido sin descendencia en último de los Austrias nacionales. Tras imponerse en ella el bando de los Borbones, el nuevo monarca de esta dinastía, Felipe V, machacó sin escrúpulos a las regiones que habían apoyado al de su rival (catalanes, vascos y, sobre todo, valencianos), los Austrias alemanes, derogando sus fueros e imponiendo las leyes de Castilla, e incluso llegó a considerar la posibilidad de prohibir el uso de la lengua catalana. Con el tiempo aflojó un tanto su mano en cuanto a Cataluña y Vascongadas. No así en relación a Valencia, principal apoyo de sus enemigos en la guerra, que nunca recuperó sus leyes e instituciones.

Y así, con esa siempre problemática integración de Cataluña en España, llegamos a la segunda mitad del siglo XIX, en la cual, con el auge de las democracias y el parlamentarismo, el asunto vuelve a la actualidad política, con la aparición de partidos nacionalistas y, ya en la primera del XX y la Segunda República, los proyectos de autonomías para Galicia, Euskadi y Cataluña, que nunca verían la luz al quedar interrumpidos por la Guerra Civil.

Como se ha visto, la pertenencia de Cataluña a España siempre ha resultado polémica y discutida. No es el mismo caso que el de el País Vasco, que se integró en ella sin problemas ni protestas, y sólo tras perder tres guerras carlistas, decidió que ya no estaba a gusto en un país en el cual no podía imponer al monarca que deseaba y, con Sabino Arana y otros iluminados, comenzó a reclamar su independencia con base en argumentos absurdos y disparates históricos. El consentimiento voluntario de los catalanes a su integración en el país, es por tanto una cuestión histórica pendiente que en algún momento, antes o después, habrá de resolverse. Es algo que no sucede con ninguna otra región del país. Navarra por ejemplo, y con ella los vascos, fueron anexionados mediante conquista, pero tras ello quedaron pacíficamente integrados y nunca mostraron disconformidad hasta el siglo XIX, como se ha explicado en este mismo párrafo. Todo lo contrario, sus relaciones con la corona fueron excelentes hasta entonces.

Como vemos pues, no son los catalanes una región española más. Son una región de España, pero no una más. Y, por tanto, no pueden ser tratados como las demás, pues sus circunstancias histórico-políticas no son las mismas que las del resto de regiones del país, que nunca tuvieron problema con su integración nacional. ¿Tienen pues razón al reclamar su independencia? En opinión de quien les escribe, NO. En primer lugar, ya hemos visto que, tras su secesión del siglo XVII, retornaron a España con un trato benigno por parte de Felipe IV. Hubo pues una reintegración pacífica y “voluntaria” por ambas partes que deslegitima las pretensiones con base histórica. Entre comillas lo de voluntaria, porque, como se ha explicado, aquello se dio en un contexto de presión castellana que les dejaba pocas opciones.

 Por otro lado, a nadie se le escapa que la actual reclamación soberanista tiene un fundamento económico. No en balde ha coincidido el mayor esfuerzo de los políticos independentistas en este sentido con la última crisis económica, momento en el cual se pudo explotar con mayores rendimientos el sentimiento de los catalanes de arrastrar un lastre siendo la región más rica y próspera de España (Madrid no cuenta, pues su prosperidad y pujanza viene determinada, exclusivamente, por su condición de capital del estado) y, por tanto, la mayor contribuyente para compensar a las otras más pobres. Es decir, algo muy parecido a lo que se ha explicado ocurrió en 1640, cuando la nobleza catalana supo aprovechar el descontento de las clases humildes para redirigirlo contra Madrid, señalándola como origen de todos sus problemas. Evidentemente, no es permisible que una región se independice con base en este tipo de motivos. Libradas de la carga que suponen las pobres, su economía resultaría fortalecida, obviamente, pero sería algo a todas luces inmoral. Si  se permitiera, todas las regiones ricas del planeta (California, Lombardía, Baviera…) se independizarían, pues, libres de la obligación de contribuir para compensar a otras más humildes dentro de sus propios países, sus índices de riqueza crecerían.

No hay pues base histórica ni moral a las pretensiones soberanistas catalanas. Sin embargo y propiciado por la torpeza de nuestros gobernantes, sí puede llegar a haberla política. Cataluña, ya lo hemos visto, no es una región española más (insistimos: sí es UNA región de España, pero no es UNA MÁS). Nunca ha quedado tan integrada ni tan pacíficamente en el país como el resto. Se les impusieron unas leyes, un idioma… ser españoles en definitiva, a la fuerza y en contra de su voluntad. No es igual su caso al de las demás, ni por tanto puede, ni debe, ser tratada igual. El famoso café para todos de la transición (concesión de estatuto de autonomía para todas las regiones que, con fundamento en alguna base histórica o cultural, lo solicitaran) fue un gravísimo error cuyas consecuencias ahora pagamos. Si les das a todos lo mismo, seguimos siendo todos iguales. Cataluña no es igual. Sus condicionantes históricos imponen un trato diferente, una mayor independencia y autogobierno que los reconocidos al resto de regiones españolas. Lo contrario, necesariamente, deber resultar ofensivo para los ellos, pues significa negarles su diferencialidad.

Rajoy y su gobierno están siendo muy torpes, y con ellos gran parte de la población del país, a la cual arrastran a un enfrentamiento que, irónicamente, sólo favorece al independentismo. En primer lugar, no debió recurrirse el Estatut en 2010. Con ello, lo único que se consiguió fue agitar el avispero, y ya vemos las consecuencias que eso ha deparado. La Constitución es una norma dictada hace ya casi cuarenta años. La realidad de la España de aquella época, no es la de la España actual. Lo que podría ser ideal entonces –y ya es bastante admitir que lo fuera-, no resulta fácil que continúe siéndolo casi medio siglo después, con todos los cambios sociales, políticos, económicos, culturales, etc que el país y el mundo han experimentado. Rajoy se está caracterizando por su torpeza política, con un sentido de la oportunidad nulo y bastante mala leche. Se empeñó en recurrir la ley socialista que permitía el matrimonio homosexual. Aunque personalmente también discrepo de parte del contenido de ésta, la cuestión es que recurrirla era una decisión totalmente desaconsejable, pues resultaba muy impopular y estaba claro que el recurso no podía prosperar, pues la coyuntura del momento es la que es y no se puede ir contra la tendencia mayoritaria. Supongo que lo haría para contentar a los sectores ultracatólicos en los cuales tenía un electorado fiel. OK, lo compramos. También se empeñó en tumbar la nueva Ley del Aborto socialista. Creo sinceramente que le acompañaba la razón en este caso (aunque tampoco fui partidario del proyecto de Gallardón, que resultaba, por superrestrictivo, aun más aberrante que la ley de plazos),  pero el caso es que también aquí metió la pata hasta límites que no se podía sospechar que fuera posible. Tras soliviantar y encender a medio país con su decisión de derogar la reforma socialista y volver a lo anterior, al final dio marcha atrás e incendió así también al otro medio que le había apoyado, consiguiendo soliviantar a todos y contentar a ninguno. Bien mirado, tiene mérito. No parece fácil conseguir algo así.

Su recurso al Estatut ha estado en la misma onda. Quizá la interpretación constitucional estuviera de su parte, pero, como se ha explicado, la coyuntura actual no es la misma que cuando se redactó la Constitución, y,  por tanto, parece muy probable que lo que ésta diga pueda haber quedado desfasado y no resultar de aconsejable invocación ni aplicación. Lo mismo les da, que les da lo mismo. La invocaron y tumbaron con ello catorce artículos de la norma autonómica, consiguiendo así levantar al independentismo catalán en pie de guerra. No obstante, tampoco puede tildarse de correcta la forma de actuar del legislador catalán, asumiendo unas competencias que quedaban más allá de las que la Constitución les atribuía. Podrían tener razón en cuanto al fondo, pero vulneraron la forma, y eso es algo que tampoco se puede consentir, pues hacerlo equivaldría a reducir la Norma Máxima a papel mojado que cualquiera puede ignorar. Lo correcto hubiera sido que los políticos catalanes hubieran ejercido su influencia y peso político para conseguir una reforma constitucional que les permitiera proceder dentro de la legalidad, y una vez conseguido, actuar sin salirse de ésta.

Como consecuencia directa de este fiasco propiciado por la torpeza y mala baba de unos y otros, hace ahora casi tres años (el 09/10/2014), el gobierno nacionalista catalán convocó una votación no permitida por el central en relación a la cuestión de la independencia. No debió permitirse, pero se permitió. A Rajoy le tembló el pulso y no se atrevió a impedirla, demostrando, como ha hecho otras veces, que no está a la altura en situaciones como ésta. Si le ofreces a alguien, por ejemplo, 100.000 € por algo que, de partida, parece imposible de conseguir, se lo va a tomar probablemente con bastante relax, y si no le permiten perseguirlo, tampoco va a dar mucha bulla, pues nunca consideró seriamente la posibilidad de alcanzarlo. Si, en cambio, le permites buscarlo y se lo arrebatas cuando ya casi lo tiene en la mano, puede montar la de Dios, y seguro su reacción será incendiaria. Y eso es precisamente lo que Rajoy ha hecho con los nacionalistas catalanes. Nunca debieron considerar muy seriamente la posibilidad de llegar a alcanzar su independencia, habiendo semejado ser ésta siempre una pretensión utópica. Sin embargo, al comprobar que pudieron celebrar aquella votación sin que se lo impidieran, nació en ellos la creencia en que realmente era posible. Si pudieron votar entonces a pesar del veto y la oposición del gobierno central y el principal partido de la oposición, ¿por qué no entonces un referéndum para decidir sobre la independencia directamente? Rajoy ha hecho lo peor que podía hacer: dejarles creérselo y arrebatarles el caramelo cuando ya casi creían tenerlo en la boda. Maquiavelo dijo: “el que permite el desorden para evitar la guerra, tiene primero desorden, y después guerra”. Y eso es lo que ha ocurrido aquí. El barbas permitió el desorden, y ahora tenemos la guerra. 

Se está haciendo todo mal.  España no es Francia. No compartimos su tradición histórica de gobierno centralizado, siendo la nuestra en cambio de regiones con fueros, lenguas y costumbres diversas. No se puede imponer a todo el país lo mismo. Este mismo año, el TC, en resolución a un recurso de insconstitucionalidad interpuesto por los socialistas valencianos apoyados por sectores feministas, tumbó la conocida como Ley Valenciana de Custodia Compartida. Una ley progresista, avanzada, en línea con las existentes en los países de nuestro entorno (tanto que le gusta invocar a la izquierda esa confluencia legislativa cuando le conviene) y apoyada por la mayoría de juristas y ciudadanos de la Comunidad Valenciana, pero que no gustaba al feminismo ni ala izquierda que lo secunda, porque restaba poder a las mujeres. Y no nos engañemos, el TC es un órgano politizado, todo el mundo lo sabe, que siempre suele fallar en sintonía con los intereses del partido en el poder. Si lo hizo en éste en esta ocasión, fue porque contó con la bendición de Rajoy y los suyos. En su caso,  porque sueñan con un  país lo más centralizado posible. El sumo intérprete constitucional basó su fallo en el argumento de que la Carta Magna permite a las autonomías en que exista conservar y desarrollar su Derecho (leyes, fueros), pero no crearlo. La Comunidad Valenciana no tenía legislación anterior en materia de Familia, así que esa Ley significaba legislar en un ámbito en el que no lo había hecho antes. Es decir, creaba Derecho Foral. Conclusión, era inconstitucional. Fuera con ella y todos contentos. Menos los valencianos, claro.

El TC  no está para eso. Se está empleando como instrumento político al servicio de determinados intereses y, por supuesto y ante todo, del partido en el poder. Con el recurso al Estatut ocurrió lo mismo. Zapatero había dicho que respetaría cualquier decisión que tomasen los catalanes, no en balde el Partido Socialista de Cataluña era uno de los baluartes más poderosos de los del puño y la rosa, pero el caso es que el recurso se interpuso en 2010, estando todavía el cejas en el poder. Si prosperó y acabó tumbando aquellos catorce artículos, fue porque el gobierno socialista estuvo OK con ello y lo consintió, igual que ocurrió a la inversa con la Ley Valenciana de Custodia Compartida.

La Constitución no puede imponer en contra de que traen los tiempos. España es un estado descentralizado, su mismo texto lo consagra. Si la Comunidad Valenciana ha avanzado hasta un estado en que, para dar satisfacción a su población ha de legislar en materia de Familia, habrá que buscar la interpretación constitucional que la permita. Porque, al final, la cosa es que la Carta Magna no suele imponer muchas cosas, sino que son los magistrados del TC los que “interpretan” que lo hace, siempre en sintonía con los posicionamientos del partido en el poder. Perfectamente, la Ley valenciana se podría haber interpretado por la vía del desarrollo del Derecho Foral, pero interesó hacer la por la de su creación. Y si no hay interpretación posible, habrá que modificar, pues no puede oponerse la Constitución al a voluntad de quienes se gobiernan por ella.

Los catalanes tienen derecho a exigir que en su tierra se use el catalán, exigiendo a sus funcionarios que lo hablen y demás. La Constitución, en su artículo 3, dentro del Título Preliminar, dice:

“Título preliminar


Artículo 3

1.      El castellano es la lengua española oficial del Estado. Todos los españoles tienen el deber de conocerla y el derecho a usarla.

2.      Las demás lenguas españolas serán también oficiales en las respectivas Comunidades Autónomas de acuerdo con sus Estatutos.

3.      La riqueza de las distintas modalidades lingüísticas de España es un patrimonio cultural que será objeto de especial respeto y protección.”

Ellos cumplen con su parte del trato. Conocen el castellano, que no es su lengua y les fue impuesta. Tienen todo el derecho del mundo pues a exigir que quien quiera establecerse allí, conozca el catalán, que en su comunidad es tan oficial como el castellano. Y tan español (“… las demás lenguas españolas…”). No se puede contraargumentar pues que en España se habla el español, pues, como consagra la Carta Magna, también el catalán lo es tanto como el castellano. Y no salga nadie con la gilipollez esa de que es un dialecto. Un idioma es una variedad que ha desarrollado una gramática propia y diferencial respecto de la lengua madre, hasta el punto de que ya no resulta posible la comunicación inteligible entre los hablantes de una y la otra empleando cada uno la suya. Cuando no ha llegado a ese estadio de desarrollo, sigue siendo un dialecto. Cuando lo ha hecho, es un idioma. El catalán, el castellano, el gallego, el francés… son lenguas que se han separado de la materna, el latín, hasta ese grado. El castellano de Latinoamérica, el valenciano, el inglés americano… son dialectos del castellano de España, el catalán, el inglés de Inglaterra…

Poner a un coronel de la Guardia Civil al mando de las fuerzas policiales en Cataluña en relación al asunto del 1-O ha sido otra provocación innecesaria. Todos mis respetos para el cuerpo, cuya historia y prestigio internacional son dignos de admiración se mire como se mire. Pero no es menos cierto que, justa o injustamente, la Benemérita queda asociada en el imaginario de mucha gente,  especialmente en Cataluña y Euskadi,  al franquismo y la opresión del estado español. Si la legalidad vigente establece que en caso de actuar conjuntamente el mando debe atribuirse a un cuerpo del Estado, el de Policía Nacional hubiera sido el más aconsejable en este caso, dado que parece más libre de esas connotaciones.

Y así con todo. La torpeza con que se está llevando este asunto es alarmante, y está propiciando que el problema crezca hasta niveles que  no podían sospecharse. Hasta hace tan sólo tres o cuatro años, nadie hubiera creído que los separatistas pudieran llegar tan lejos. Las provocaciones innecesarias y la falta de decisión para actuar cuando es necesario, lo están provocando. El referéndum, aunque no se celebre, ya ha calado en el imaginario colectivo catalán, y ya no se marchará de él. Como muy bien opinó Cher preguntada sobre este asunto, no se puede meter la pasta de dientes de nuevo en el tubo tras sacarla. Antes o después, tendrá lugar. No tendría que haber sido así, pero la torpeza política ha llevado a ello y ya no se puede dar marcha atrás. Mejor que sea pues pactado y no permitiendo que sean los independentistas los que elijan el momento, porque, en ese caso, lo ubicarán en el que más les convenga, aquél en el cual el apoyo popular a sus pretensiones sea mayor. Es más,  quizá debiera haberse celebrado algo por el estilo hace quince o veinte años, cuando, al amparo de la bonanza económica que vivía España, aquél era el menor de su historia reciente. Con ello se habría zanjado el asunto, resolviendo esa cuestión pendiente sobre el consentimiento catalán a su integración en España.

Los catalanes tienen su propia identidad política, cultural, social e histórica, mucho más marcada que la del resto de regiones españolas. No tanta como para justificar su secesión, pero sí un trato diferencial con mayor capacidad de autogobierno y, sobre todo, respetando su lengua, instituciones y demás. No se les puede obligar a ser españoles. Hay que convencerles para que deseen seguir siéndolo.  Si se lo imponemos, entonces serán tierra conquistada, y no nos engañemos, eso favorece a los independentistas. Si  los mantenemos dentro del país a la fuerza, cada vez más daremos de cara al exterior la imagen de estado autoritario y ellos las de víctimas oprimidas por este, y esas mismas naciones y organizaciones supra e internacionales que hoy se posicionan de parte del estado Español y su legalidad a la luz de la corrección política, irán pasando con el mismo criterio a simpatizar con ellos, pues lo correcto políticamente es defender al oprimido. El enfrentamiento sólo favorece a los independentistas, que con él crecen en número y fanatismo. Que nadie se engañe. Si llega el momento en que arriben a ser mayoría abrumadora, no habrá forma de evitar su salida de España.

sábado, 26 de agosto de 2017

"JUANA NO ESTÁ EN MI CASA": LA INJUSTICIA QUE EL FEMINISMO FOMENTA


Es el tema de actualidad estos días. Una madre española huída de su domicilio y el de sus hijos en Italia, presenta denuncia por violencia de género en España y solicita el auxilio a las instituciones y autoridades judiciales de nuestro país pidiendo que no otorguen la custodia compartida a ambos progenitores, sino la exclusiva para ella. Nada nuevo. Ya lo hemos visto antes. Desde el famoso caso de la abogada Mª José Carrascossa, condenada a una pena de catorce años de prisión en EEUU por un delito de secuestro de su propia hija (http://www.lasprovincias.es/comunitat/caso-maria-jose-carrascosa-20170822123751-nt.html ), a los más recientes de Isabel Monrós y Helena de Pedro (https://elpais.com/ccaa/2013/03/12/madrid/1363097148_067469.html , http://www.20minutos.es/noticia/1756170/0/ninos/mexico/valencia/ ), obligadas por la justicia española a restituir a los suyos al padre en situaciones idénticas. Y cuando digo idénticas, quiero decir justamente eso: idénticas. En todas ellas se sigue el mismo patrón. Progenitora que no ve claro, o incluso da por perdido, el otorgamiento de la custodia exclusiva en su país de residencia y/o de origen de sus hijos y el padre; huída con el/los menor/es al suyo natal e interposición en éste de denuncia por violencia de género contra aquél, en ocasiones sin existir ningún precedente al respecto; apoyo incondicional y decidido a su causa de los colectivos feministas, sectores de izquierda y vecinos, que piden amparo para ella esgrimiendo como arma la controvertida Ley de Violencia de Género. Nada nuevo en el guión. Y cuando digo guión, quiero decir justamente eso: guión.

Ana Criado, mediadora familiar, explica muy bien la realidad del asunto con un ejemplo paradigmático: "Soy una española, me voy de Erasmus, me enamoro de un italiano, nos vamos a vivir a Dublín, él encuentra trabajo maravilloso, yo me siento desenganchada en un país que no es el mío, en el que no está mi núcleo de amistades. La otra parte está trabajando como un poseso, porque es difícil prosperar. Me vengo de vacaciones a España y me pregunto: ¿qué hago en Dublín? Hablo con mis padres y veo lo desgraciada que soy. Entonces decido que me quedo porque estoy con mis hijos y con el resto de la familia"(http://www.20minutos.es/noticia/1847011/0/ninos-raptados-progenitores/secuestro-parental-internacional/datos-2013/#xtor=AD-15&xts=467263)

Lo primero que hay que tener claro en este asunto, son un par de nociones jurídicas. En primer lugar, la existencia de dos instrumentos internacionales: el Reglamento (CE) nº 2201/2003 del Consejo, de 27 de noviembre de 2003, relativo a la competencia, el reconocimiento y la ejecución de resoluciones judiciales en materia matrimonial y de responsabilidad parental y el Convenio de la Haya de 25 de octubre de 1980 sobre los Aspectos Civiles sobre la Sustracción Internacional de Menores. El primero, en su art. 8 establece:

Competencia general
1.                 Los órganos jurisdiccionales de un Estado miembro serán competentes en materia de responsabilidad parental respecto de un menores que resida habitualmente en dicho Estado miembro en el momento en que se presenta el asunto ante el órgano jurisdiccional.

Es decir, la decisión sobre las medidas a adoptar en relación a los hijos menores en caso de separación, divorcio, etc, corresponde a los tribunales de domicilio de residencia de éstos. Es decir, si el niño tiene fijada la suya, son los italianos los que deber conocer del asunto, siendo incompetentes los españoles.

En cuanto al segundo, en su art. dispone:

Artículo 3 

El traslado o la retención de un menor se considerarán ilícitos: 

a) cuando se hayan producido con infracción de un derecho de custodia atribuido, separada o conjuntamente, a una persona, a una institución, o a cualquier otro organismo, con arreglo al Derecho vigente en el Estado en que el menor tenía su residencia habitual inmediatamente antes de su traslado o retención; y 

b) cuando este derecho se ejercía de forma efectiva, separada o conjuntamente, en el momento del traslado o de la retención, o se habría ejercido de no haberse producido dicho traslado o retención. 

El derecho de custodia mencionado en a) puede resultar, en particular, de una atribución de pleno derecho, de una decisión judicial o administrativa, o de un acuerdo vigente según el Derecho de dicho Estado. 

Por otro lado, para delitos cometidos por un extranjero en su país, la competencia corresponde igualmente a las autoridades judiciales de éste, no pudiendo entrar a conocer tampoco aquí los nuestros.

Finalmente, también hay que tener en cuenta la vigencia en nuestro país, así como en todas las democracias de nuestro entorno, en las que tanto se enorgullece de integrarse la izquierda cuando se trata de otros temas, de algo llamado Principio de Jerarquía normativa, en el cual se establece la prevalencia de unas normas sobre otras, y que se ordena como aparece en la tabla siguiente.



Tal y como puede apreciarse, el Derecho Comunitario se impone incluso a la Constitución. En cuanto a los Tratados Españoles, una vez ratificados por España e incorporados a nuestro ordenamiento jurídico, prevalecen sobre las leyes nacionales (incluso existe debate enconado entre juristas expertos en Derecho Internacional Público y constitucionalistas acerca de si, a efectos prácticos, se impone también a la normativa constitucional de los estados firmantes, pues en caso de que ésta contradiga lo dispuesto en aquéllos, si bien existe la posibilidad formal de denunciar el tratado y abandonarlo, en la práctica es algo que ningún país haría, pues su crédito internacional quedaría por los suelos). Es decir, si lo establecido en la Ley de Violencia de Género entra en conflicto con las disposiciones del Convenio de la Haya, prevalece lo dispuesto en éste y debe modificarse la aquélla para armonizarla con él. No hay necesidad de llegar tan lejos en este caso. Realmente, no hay contradicción entre ambos instrumentos legales. Tan sólo pretensión de las feministas y quienes las apoyan de que la haya. La LVG establece unas disposiciones que deben aplicarse siempre que la Ley española sea la competente. En este caso no lo es. No hay conflicto. Hay que aplicar lo que dispone el convenio, restituir al menos y, una vez hecho y conociendo un tribunal italiano, hacer valer lo que la normativa de violencia de género de ese estado disponga, si es lo procedente. Un apunte al margen para los legos en Derecho: la Ley estatal (del estado español) y la comunitaria (de las Comunidades Autónomas) tienen la misma jerarquía. No es cierto, como he leído decir a algunos analfabetos legales, que sea superior la primera, pues no se rigen en su relación por este Principio de Jerarquía, sino por el de Competencia. Ambas tienen el mismo grado, regulando cada una cuestiones exclusivas (salvo en el caso de las competencias compartidas), en las cuales no puede entrar la otra.

Tampoco está claro del todo lo del maltrato. Como se ha comentado, denunciar al progenitor por este delito forma parte de la pauta habitual en estos casos, no habiendo quedado en  absoluto acreditado en otros si realmente existía alguna correspondencia entre lo denunciado y la realidad. Hay que decir que en el de Juana sí parece ser que la hay. Su ex marido fue condenado por uno de lesiones en Italia, en el cual ella fue la víctima. Pero también ello merece su propio análisis. Dejando de lado el hecho de que él ha argumentado en su defensa que reconoció aquellos hechos, que asegura no eran ciertos, para no perjudicar más la relación con su hijo (existe una sentencia firme y, por tanto, hay que considerar que ocurrió lo que en ella se consideró probado), queda no obstante algo que, considerado desde el sentido común, no puede sustentar lo que esta mujer y quienes la apoyan están reclamando. A saber, el hombre fue sancionado con una pena de tres meses de reclusión (que con toda seguridad no cumpliría). No pudo tratarse por tanto de nada especialmente grave, sino más bien de algo de escasa entidad que, no obstante, consideró el juzgador que revestía la suficiente para no quedar sin un castigo mínimo y simbólico. Para cualquiera que no sea un/a feminista radical, resulta evidente que algo así no puede suponer una condena real de por vida para el padre, sin posibilidad de reinserción. Un día perdió los estribos y, sin haber causado ningún daño grave, y ya nunca más podrá ejercer de padre en plenitud de derechos. Es demencial. No se pretende significar que la cosa sea una nimiedad sin ninguna trascendencia, pero hay que darle a cada una la que realmente le corresponde. Hace tres años, un hombre fue condenado a un mes de multa por el Juzgado de Violencia de Género Nº 1 de Valencia por tirarse un pedo (lo digo coloquialmente para que se aprecie mejor lo absurda que llega a ser el asunto) delante de su esposa. Es un condenado por maltrato a su pareja (http://www.diariouno.com.ar/mundo-insolito/condenaron-un-hombre-tirarse-una-ventosidad-una-discusion-20160112-n209644.html) . Para los restos le acompañará ese sambenito. El hombre explicará cómo fue la cosa, pero siempre habrá gente a la cual no lleguen las explicaciones y para la cual, por tanto, será un maltratador, sin más. Resulta curioso que estos mismos que exigen el no perdón para los restos de estos (izquierda en general), sean los más firmes defensores del Principio de Finalidad Resocializadora de la pena, por el cual, según ellos, no son aceptables los castigos a perpetuidad, habiéndose opuesto radicalmente en su día al endurecimiento penal de la reforma del Código Penal de Aznar, así como a la última operada en 2015, por la cual el gobierno del PP ha introducido la pena de prisión permanente revisable (otro día hablaremos sobre esto). Llega a tal grado el disparate de esta gente, que hace algunos años defendieron el derecho de un ex etarra excarcelado tras cumplir su condena de prisión, a montar un negocio (cristalería), en la misma calle en que vivían la viuda e hijas del hombre por cuyo asesinato acabó en la cárcel. No podía irse a montarlo en ningún otro sitio, debía ser allí precisamente. Tenía derecho a rehacer su vida, eran unas malvadas ellas por pretender negárselo. Derecho de reinserción. Hace pocos, exigieron también decididamente la derogación de la famosa Doctrina Parot, que permitía un mayor tiempo de cumplimiento efectivo de pena de prisión dentro del máximo de la impuesta a determinado tipo de criminales especialmente execrables (Miguel Ricart, condenado por el secuestro, tortura, violación y asesinato de las tristemente célebres Niñas de Alcáçer; José Francó de la Cruz, el “Boca”, encarcelado por golpear brutalmente, violar y asesinar a una niña de nueve años, que además volvió a reincidir poco después de su liberación; terroristas sanguinarios…) Las asociaciones de mujeres, los psiquiatras,  los expertos penitenciarias, las víctimas… todos se opusieron a la de los criminales sexuales, aludiendo que no eran reinsertables y que reincidirían, como efectivamente ya ha ocurrido con varios de ellos, pero no se les podía negar su derecho a reinsertarse. Ni los que ostentaran sobre sus hijos. Un hombre puede ser un pederasta u homicida confeso y condenado y nada, en principio, le impediría conservar éstos. Pero si se le ocurre darle una bofetada a su mujer –sin negar la gravedad que pueda revestir este hecho-, entonces no. En ese caso es un individuo al que resulta peligrosísimo permitirle conservar esas atribuciones sobre su descendencia. No se las negarán, al menos en principio, a Miguel Ricart, ni al  “Bocas”, ni a Tony King, ni a de Juana Chaos… pero sí al maltratador que cause una lesión leve o deje escapar una ventosidad en presencia de su mujer. Ese es el peor de todos los criminales. El único que merece la condena perpetua.

Veamos ahora la versión de él, el marido de Juana, sobre el asunto:

"Ella regentaba una tienda de alimentación ecológica. Salía casi todas las noches. Aquella madrugada, al volver, puede usted suponer cómo, le dije que se acostase en otra habitación, pero ella me golpeó y se puso a dormir en el mismo cuarto. Al levantarse para ir a la tienda, entre insultos, muy enfadada, me decía que 'no sirves para nada', entró en la habitación donde yo tenía mi ordenador, donde me comunicaba con Italia, y empezó a romper cosas. Yo se las quité de la mano y ella se fue a la tienda".

O sea, una loca desquiciada, aficionada a salir de noche y colocarse, violenta, despectiva para con su media naranja… una joya en la cual confiar para atribuir la custodia exclusiva de los hijos comunes, vamos.

Horas después, "cuando le di el desayuno al niño, salimos a dar un paseo, íbamos para la tienda..." una persona de paisano se acercó a Francesco. "Se identificó como policía. Me dice '¿sabe por qué estoy aquí?'. Pues no se me ocurre nada y entonces me dice que Juana me ha denunciado por malos tratos". De allí, en coche al calabozo. Una noche y, a la mañana siguiente, "esposado junto a otras personas" comparece en el Juzgado asistido por un abogado de oficio, no aceptó los hechos y salió con una orden de alejamiento. "Fui con la Policía a recoger mis cosas" pero en el domicilio de la pareja no le abrieron la puerta: "¡Abran, Policía!", decía el agente, pero al otro lado de la puerta solo se escuchó al niño: "¡Papi, Papi...!"

Qué madre tan ideal, ocultándose para no entregar sus cosas a su marido y provocando el drama de su hijo. Continúa ganando puntos la señora.

Aconsejado por la Policía, presentó denuncia, buscó abogado particular. "Nuestra estrategia era decir la verdad" en el juicio del 26 de mayo donde debían sustanciarse las dos denuncias cruzadas por la pareja, pero en la espera "le pregunté a mi abogado qué posibilidades tenía". Todas las vías estaban abiertas, según el letrado, y fue entonces cuando Arcuri se decidió por un acuerdo de conformidad que lo condenó a tres meses de prisión, unos antecedentes sobre los que gira la estrategia de Juana en su litigio por los niños. 

Porque tiempo después, en un clima de mutuo entendimiento, "Juana vino de vacaciones a Londres, donde yo residía entonces, con Gabrielle", el mayor de los pequeños. Y la pareja reanudó la relación. Ya conocían Carloforte, un pequeño pueblo de una pequeña isla del sur de Italia. "A ella le gustaba" y el italiano decidió regentar allí un pequeño establecimiento de turismo rural. La convivencia se había restablecido, nació un segundo hijo, el negocio funcionaba, no había desavenencias, salvo... Yo cuidaba del negocio y de los niños. Ella salía casi todas las noches". En el panorama que dibuja Francesco, Juana no colaboraba en las tareas: su falta de colaboración "me obligó a contratar a otra persona" para limpieza y gestión del hotelito. La prioridad de Juana era "un curso online de terapia transpersonal, para el que sacó sin mi conocimiento 2.000 euros de la cuenta bancaria". 

Toda una madre coraje como van vendido por ahí algunos articulistas, vamos. Se me ocurre a mí que si fue con sus hijos a encontrarse con él a Londres y acabó reanudando la relación durante años y hasta teniendo otro hijo con él y yéndose todos a vivir a su país, no debía tener tanto miedo ni ser él tan malo como intenta convencernos ahora. También parece bastante revelador que no hubieran más denuncias durante esos años posteriores a la primera, que según ella fueron de maltrato continuo, y que éstas se interpongan precisamente después de haber sustraído ilegalmente a los menores. O sea, exactamente igual que ha ocurrido en los otros casos mediáticos de madres españolas que hicieron lo mismo y acabaron condenadas por los tribunales. Por otro lado, según cuenta él, parece ser que ella era una desmadrada que apenas se preocupaba por sus hijos. 

La separación y las denuncias 

Para entonces, la relación había vuelto a deteriorarse, aunque sin tensiones. Francesco asegura que la separación estaba en el horizonte de la pareja, pero en un escenario de entendimiento mutuo en el que Juana comunicó que viajaría a España con los menores. Lo hizo el 18 de mayo de 2016. Hacia finales de junio, cuando se acercaba la fecha de regreso, "me dijo que se encontraba mala del estómago, que no se sentía con fuerzas para viajar. Le dije que me enviase un certificado médico y yo cambiaría en Italia la fecha de los billetes". Lo hizo y los pasajes aéreos pasaron al 15 de julio. 

Pero en los días previos nuevamente Juana comunicó que no encontraba bien. "Ahí, empecé a preocuparme y me ofrecí para ir yo a España a por los niños". Juana lo tranquilizó, siempre en un escenario en el que las conversaciones telefónicas con ella y los niños eran diarias. 

Hasta que a primeros de agosto recibió "un correo electrónico" en el que la madre le comunica que no va a regresar a Italia. Francesco entonces inició los trámites judiciales con una denuncia por sustracción de menores y otra para solicitar la custodia. El padre italiano asegura que en ese momento desconocía "porque no me lo dijo" que estaba denunciado otra vez por malos tratos. Seguía hablando por teléfono con los niños "a través del portátil de Juana". Hasta noviembre, un día en que el mayor en una de esas conversaciones le dijo "Papi, tú no te estás comportando bien". Ya no hubo más contacto, aunque "yo llamaba todos los días", sin respuesta. 

La versión de Francesco, obviamente, choca con la denuncia que el 12 de julio de 2016 presentó Juana ante la Guardia Civil de Maracena: amenazas, insultos, vejaciones y agresiones desde 2013. Un clima, el que describe Juana, que dibuja a Arcuri como controlador de la vida de ella, impidiéndole el acceso a Internet y la relación contras personas, además de acusarla de mala madre. En la denuncia, además, Rivas relata un caso de agresión cuando Arcuri "la cogió del cuello delante de un amigo", Stefano A., un episodio sobre el que el padre italiano expresa su sorpresa cuando el periodista lo comenta: "'Jamás. Stefano es mi amigo, sí. Pero tengo documento de él" -como de hasta una quincena de especialistas y amigos de la pareja- "que me califican como buen padre. Me entero por usted de que Juana lo ha puesto como testigo de una agresión que no ha existido". 

Esto es un cuento chino, señores. Las feministas y gente que apoya a Juana me dirá que lo que él cuenta en sólo su versión, que no está confirmado que sea cierto. Efectivamente. Ni lo que ella cuenta tampoco. Es necesario que una autoridad judicial conozca del caso y, con todos los elementos de juicio en la mano, decida. Un tribunal, según la normativa internacional suscrita por España y que, por tanto, ha de aplicarse con preferencia sobre la nacional en caso de conflicto, italiano. Si Juana fuera una madre movida realmente por la preocupación por sus hijos, como quieren vendernos, hubiera interpuesto su denuncia o querella en Italia. Pero no, ha hecho como las otras que ya pasaron antes por esto y a las cuales la Justicia quitó la razón en todos los casos: sacó a los niños con engaños o sin consentimiento del padre del país en que residían, y luego interpuso denuncia por violencia de género en España, con gran probabilidad falsa.

Lo que hay aquí, con gran probabilidad, no es más que una madre que, como tantas, no soporta la idea de que puedan no concederle la custodia exclusiva, especialmente si no tiene pensado quedarse a residir en el país en que lo hacen los niños; y ante ello intenta una salida a la desesperada, sacando a éstos ilegalmente del país e invocando al demonio del maltrato de género, sabedora de la importancia que se concede a estos delitos hoy día y confiando en que los jueces, que deben pensar son muy ingenuos y capaces de tragarse las milongas que cualquiera quiera soltarles, se echarán las manos a la cabeza para darles la razón y la custodia sin más. Como piensa el vulgo que hoy día es muy sencillo obtener una sentencia de condena por violencia sobre la mujer, pues a ello.

Malas noticias, nena. Ello igual colaba más fácilmente al principio, como cuando estaba menos andado el asunto y un tribunal español, indebidamente, pues carecía de competencia, entró a conocer del asunto de Mª José Carrascosa, tragándose sus afirmaciones de ser víctima de maltrato, sin haber ninguna prueba que corroborase éste, y otorgándole la custodia. Aquello fue un error que dio lugar a que un juez americano tuviese que enmendarlo y ella acabase condenada a pasar catorce años a la sombra. No volvió a cometerse. Desde entonces, cada vez que se ha dado uno de estos casos, los tribunales españoles, respetando la legalidad nacional e internacional vigente, ordenaron la restitución de los menores a su estado de residencia con el progenitor que en éste continuaba, para que allí se dilucidase el asunto de su custodia en los de aquél y conforme a sus leyes. Lo tienes crudo, Juanita. Aun te quedan muchas lágrimas por derramar. Las más amargas, cuando te obliguen a devolver a los tuyos, a la fuerza si es necesario, y, además, debido a tu actitud, pierdas cualquier posibilidad de que la justicia italiana te conceda siquiera la custodia compartida. Tú solita te lo has buscado, chica. La próxima vez que tus amigas feministas te coman la oreja, recuérdales que los hijos tienen padre y madre, no solo madre, y que también él los quiere y sufre por ellos.

NOTA: Al momento de publicación de este artículo, el Juzgado de Instrucción que conoce del asunto, tras tomarle declaración, ha decidido dejar en libertad provisional a Juana Rivas, ordenándole sin embargo la entrega inmediata de los menores y dándole de plazo para ello hasta el próximo lunes 28/08/2017, advirtiéndole de que, en caso de que desatienda nuevamente la orden, se adoptarán contra ella medidas cautelares más graves. Por otro lado, la asesora y la psicóloga de Juana Rivas, así como parte de su entorno familiar hasta el segundo grado, han acabado siendo investigadas (imputadas) en el caso como presuntas inductoras de una conducta delictual.

domingo, 23 de julio de 2017

EL MOTIVO REAL DE CARMENA PARA NEGARSE A COLGAR LA FOTO DE MIGUEL ÁNGEL BLANCO


Hace algunos días, Manuela Carmena, la excelsa alcaldesa de la capital del reino, se convertía de nuevo en protagonista de la polémica. Como ocurría con Robert Mitchum en la cinta de Minnelli, con ella llegó el escándalo. Llegó éste con su entrada en el Ayuntamiento y aun promete acompañarle hasta su salida. No será el último a que asistamos propiciado por sus filias y fobias.

Con motivo del XX aniversario del asesinato de Miguel Ángel blanco a manos de ETA, se prepararon una serie de homenajes. No se trataba de un muerto más. Todas –vamos a dejarlo en casi todas- las víctimas son igualmente importantes, pero algunas han tenido mayor influencia que otras en relación con los acontecimientos y el devenir político y social de nuestro país en los últimos años. Siempre hay personas y/o casos que, por sus circunstancias particulares, se convierten en especialmente representativos de algo. Cuando pensamos en la barbarie terrorista y su saldo victimológico, dos son los rostros que más frecuentemente y con más fuerza nos vienen a la mente, le pese a quien le pese: el de Irene Villa y el de Miguel Ángel Blanco. Ambos dan perfecta muestra de la crueldad y falta de escrúpulos con que la banda se empleó durante casi tres décadas. El de Miguel Ángel además, supuso un hito en la Historia de nuestro país, marcando lo que sería el principio del fin del terrorismo etarra. Con él algo cambió en la mentalidad social. Miles de personas se lanzaron a la calle para exigir el final de la violencia abertxale, y hasta en el País Vasco, por fin, los ciudadanos contrarios a ésta olvidaron su temor para enfrentarse a los asesinos a cara descubierta. Especialmente significativo fue el caso de unos chavales militantes de HB que se vieron obligados a refugiarse en una taberna y tuvieron que salir de allí escoltados por la Ertzaintza, al ser acosados por una multitud con la que se toparon cuando ésta se manifestaba en repulsa del asesinato del concejal popular. A partir de ahí, comenzó la descomposición de ETA. Los golpes policiales se sucedieron con más frecuencia y rotundidad que nunca hasta entonces, tanto en España como en Francia, y se actuó también contra su aparato económico para evitar su regeneración. Aznar había sido el líder político más temido por la banda desde la llegada de la democracia, y demostró con creces que su miedo no era infundado. Cuando el PP perdió las elecciones de 2004 tras los fatídicos acontecimientos del 11M, ETA llevaba ya dos años sin poder atentar, con su capacidad operativa totalmente anulada y al borde el KO definitivo. En una palabra, VENCIDA.

Las consecuencias que el asesinato de Miguel Ángel trajo, junto a otros condicionantes, fue lo que deparó esa derrota final. Hasta entonces, muchas vidas fueron segadas y mucho dolor se repartió sin que ninguna de ellas acertara, por sus circunstancias y momento, a accionar ese clik en la mentalidad popular iniciador de la reacción social que pondría a la banda contra las cuerdas.

Manuela se negó a colgar la foto de Miguel Ángel del balcón del ayuntamiento de Madrid. Hay que tener el corazón muy duro para negarle esa petición a una hermana que te lo pide por favor como reconocimiento para su hermano asesinado, pero ella lo hizo. La misma alcaldesa “bondadosa” y “preocupada” por la justicia. La  misma que destacó por sus polémicas concesiones de Tercer Grado y Libertad Condicional a presos de ETA y GRAPO cuando era juez de Vigilancia Penitenciaria. La misma que en 2011 asesoró al gobierno vasco para estudiar la concesión de ayudas a víctimas policiales… Pocos días antes sí colgó la del arco iris, símbolo del colectivo homosexual, durante la celebración de la semana del Orgullo Gay, una causa tradicionalmente apoyada por la izquierda desde la restauración de la democracia en nuestro país. Argumentó para justificarlo que no se debía destacar a unas víctimas por encima de otras, pues todas son igualmente importantes. Parece una argumento sensato. No lo es. Es cínico. Hipócrita. También eso es tradicional en la izquierda. El cinismo y la hipocresía.

 

Señora Carmena, en este país, desde hace cuarenta años, se ha homenajeado a determinadas víctimas del régimen franquista. Contra eso no tienen ustedes nada, jamás han mostrado la más mínima objeción. Las trece célebres “rosas rojas” fusiladas el  5 de agosto de 1939 en Madrid, Lorca, Miguel Hernández… todos ellos han sido homenajeados con el beneplácito y satisfacción de la izquierda española, usted misma, señora alcaldesa, incluida, estoy totalmente seguro. Con todas sus luces y sombras, como gustan decir ustedes cuando se trata de los suyos (Castro) y no de los  otros (Franco), que lo de éstos, aunque les sean achacables exactamente los mismos méritos (política social y demás) y deméritos (crímenes, represión, totalitarismo) que a aquéllos, son todo sombras. Sus tan celebradas flores izquierdistas, militaron todas ellas en las Juventudes Socialistas Unificadas (JSU), la rama juvenil del comunismo en España, que aspiraba a implantar en nuestro país un régimen tan libre y demócrata como lo era el de Stalin en la URSS, estado desde el que se financiaban. No lucharon por la democracia como reza en la placa que les dedicaron en su ciudad, sino por traer a España un régimen mucho más criminal y represor de lo que lo fue el franquista. Miguel Hernández puede ser considerado un asesino que, entre otras lindezas, contribuyó desde un tanque al acoso y bombardeo del Santuario de Nuestra Señora de la Cabeza (Andújar, Jaen), en el cual se habían refugiado alrededor de 1200 personas (165 guardias civiles con sus familias) a consecuencia del temor a ser ejecutados (los milicianos habían sacado de sus casas a terratenientes para fusilarlos, al igual que sacerdotes y padres trinitarios) a consecuencia del recelo de éstos hacia ellos después de que uno de sus capitanes se hubiera pasado al bando nacional junto a 200 de sus hombres, a pesar de que la Guardia Civil en sí era considerada afecta a la República. Muchos civiles inocentes murieron abatidos o a causa del hambre durante los nueve meses que duró el asedio, mujeres y niños incluidos. Sin ser propiamente enemigos siquiera, tan sólo provocado ello por el recelo del populacho rojeril armado.

Miguel Ángel no mató a nadie. No participó en ningún asalto, ni militó en ningún partido antidemocrático, partidario y financiado por un régimen dictatorial criminal. Y sin embargo, a él le negaron ustedes las distinciones con que regalaron a esos “héroes” de su mitología particular. Le negó, su amiga Ada Colau, una placa con su nombre para una calle de Barcelona. No quiso usted colgar su foto del balcón de su ayuntamiento para homenajearlo en el aniversario de su muerte. No es correcto distinguir a una víctima más que a otras.  A los suyos -las rosas, los poetas…- sí, pero a Miguen Ángel, que no era comunista, ni socialista… a él no.

Le voy a decir yo la verdadera razón tras su decisión de no homenajear a Miguel Ángel (porque recordemos que primero rechazó el mismo acto, y luego, cuando no le quedó más remedio que permitirlo y hasta participar en él, fue cuando limitó su negativa únicamente al cartel con su foto). En este país, pese a que ustedes se llenen tanto la boca hablando de los crímenes fascistas, la única ideología que ha matado por motivo de ésta ha sido la izquierda. Estuvo lo de los asesinatos de los abogados laboralistas en de Atocha, sí. Un caso aislado. Frente a él, más de treinta años de violencia izquierdista. Porque ETA era una banda terrorista de ideología izquierdista, cosa que gustan ustedes muy poco de puntualizar y recordar. Y también los GRAPO. Prefieren acusarlos de fascistas, como si los suyos no hubieran sido, no ya tan criminales como éstos, sino mucho más aún (menos de 10 millones de víctimas de la represión fascista, frente a los más de 100 de la comunista). Así dispersan. Sólo existes si te nombran. Mientras no hablemos de crímenes izquierdistas, bien va la cosa. Me hubiera gustado ver si estaba usted tan dispuesta a conceder el Tercer Grado o la Libertad Condicional a alguno de esos neonazis que, en algún caso, han matado a algún chaval izquierdista en una pelea.

Los de ETA fueron crímenes izquierdistas. Y Miguen Ángel una persona de derechas. No duele tanto como cuando es uno de los tuyos el asesinado por los fachas. Ahora ETA ya no mata, y Arnaldo Otegui es un hombre de paz según su amigo el coleta. Ahora que ya no emplean la violencia, ya no hay pega en relacionarse con el entorno abertxale y abrazarse con sus líderes para hacer causa común, que también son izquierdistas. Ahora sí. Entonces, cuando asesinaban, eran fascistas: ahora que ya no lo hacen, vuelven a ser de los suyos. Pero claro, la extrema izquierda vasca tiene un pasado. Se llama ETA. Ustedes son los que piden tender puentes para superar ese capítulo trágico de nuestra historia reciente. Reconciliación y generosidad. Con éstos, que son de izquierdas. Con los otros, los asesinos del régimen franquista, con esos no. Esa es una herida que no cierra ni queremos que cierre.  Esa no. La otra sí. Y claro, si homenajeamos a Miguel Ángel, es de esperar que poca gracia le vaya a hacer a los chicos de Bildu, esos que ahora sí son de izquierdas y jugamos todos en el mismo equipo.

Esa es la cosa, Carmena. Cuando los que matan son de siniestra y los matados de diestra, hay tendencia a ser más conciliadora con ellos, igual que ocurre con la derecha y los crímenes y desmanes de los skin-heads y demás fauna neofascista. Y si además corremos el riesgo de ofender a nuestros amigos, los extremoizquierdistas vascos, más claro nos lo ponen aun. Ese es el motivo. Perro no come carne de perro. Que todo eso de que Podemos, Ahora Madrid, etc no son lo mismo está muy bien, pero no es más que mareo formal de la perdiz. Al final vais todos en el mismo barco, y en España hay tan sólo dos izquierdas: la socialdemocracia del PSOE, y el neocomunismo que es el barco en el que navegáis todos los demás. Con bandera pirata, pero camuflada: antes con la foto del Ché, ahora con la del coleta.