domingo, 26 de marzo de 2017

MERCEDES MILÁ Y EL CONCEPTO DE "IGUALDAD" FEMINISTA


Hace algunos días la periodista Mercedes Milá, feminista declarada y confesa, se vio involucrada en una discusión que ha sido trendig topic y ha desatado una comprensible oleada de indignación. La catalana es una de las defensoras en España de La enzima prodigiosa, un superventas sobre alimentación que sostiene que, preservando ciertas enzimas (proteínas) en el organismo, se pueden prevenir enfermedades cardíacas e incluso el cáncer. El bioquímico y nutrólogo José Miguel Mulet rebatió este libro en su blog en 2013, año en el que Milá lo promocionó Gran Hermano. Mulet tuvo la oportunidad de refutarlo frente a la presentadora en Chester in love este 5 de marzo, a lo cual ella respondió recomendándole "que leas el libro y que adelgaces, porque estás gordo", matizando después que el tamaño de su cintura "es peligroso para el corazón".

Está muy bien que matices, Mercedes, pero tú sabes muy bien lo que dijiste y por qué (“perdí el tiempo, me puso nerviosa porque criticó un libro sin argumentos...” Más adelante analizaremos si realmente fue así). El mismo significado hubieras podido transmitir usando otras palabras y adjetivos más afortunados, lo sabes bien, y no es precisamente falta de dominio del discurso y la palabra lo que podría alegar en su defensa una presentadora de televisión profesional con muchos años de experiencia en el directo. Si un hombre hubiera dicho algo así a una mujer, las feministas y todo el coro izquierdista que les dora la píldora le hubierais saltado a la yugular. Los argumentos ya los conocemos, ha ocurrido muchas veces. Habláis de bajeza moral y misoginia, de lo rastrero que resulta rebajarse a atacar a una mujer por su físico…

“Perdí el tiempo, me puso nerviosa porque criticó un libro sin argumentos…”. O sea, que un nutricionista y doctorado bioquímico es alguien que carece de argumentos para opinar sobre un libro que trata sobre nutrición. “Porque no se puede coger el rábano por las hojas, ya que, evidentemente, no hay una enzima prodigiosa…”. Evidentemente. No se puede juzgar un libro por la portada, incluso hay un famoso dicho popular que así sentencia. "Las enzimas prodigiosas no existen", argumentó Mulet. También desmintió algunos mitos de los que se hace eco la obra, como que la leche es mala o que clorar el agua es nocivo. "¿Sabes las vidas que ha salvado la cloración del agua?", te preguntó. ¿Realmente te parecen preguntas de alguien que critica por prejuicio y sin conocer el contenido de tus sagradas escrituras?

Recientemente has vuelto a hacer algunas declaraciones en relación con el tema. “Me han criticado por llamar gordo a un tío que estaba gordo”. Tú eres vieja y fea, Mercedes, y tienes risa de caballo. Nada malo ni criticable en decírtelo pues, ¿no?Este hombre, este científico -como le gusta que le llamen-…”. Tengo entendido que a ti te gusta que te llamen periodista, ¿no? Una mujer cuyo mayor logro profesional consiste en haber sido presentadora durante casi dos décadas de GH, programa esperpento que está y ha participado en el germen y evolución de la más genuina telebasura.

Os rasgáis (feministas, izquierdistas…) las vestiduras y vomitáis que es machismo y misoginia, lo más bajo y rastrero, despreciar a una MUJER por su aspecto físico. Esa es la palabra clave: "mujer". Si es hombre no pasa nada. Os metisteis hasta hartaros con el aspecto físico de Aznar (su bigote, su flequillo, su pose luciendo abdominales, su melena... incluso una escritora de vuestra secta se atrevió a asegurar que cuando un hombre de su edad se deja el pelo largo, es porque le está poniendo los cuernos su mujer), con la altura de Sarcozy en comparación con la Bruni, con la barriga de Gil y Gil o Berlusconi, el flequillo de Trump... No pasa nada, todo eso está bien, pero cuando se rieron del vestido tribal de Mª Teresa Fernández de la Vega o hablaron de los morritos de la Pajín montasteis el cirio. Como ahora. Esa es la IGUALDAD de las feministas. Pronúnciese HEMBRISTAS.