domingo, 16 de abril de 2017

POR LA BOCA MUERE EL PEZ (FEMINISTAS)

Recientemente he tenido oportunidad de leer una entrevista realizada en julio de 2015 a la cantante Lou Doillon. En ella, la  hija del cineasta Jacques Doillon y la actriz y cantante Jane Birkin, que hace del feminismo su bandera, vierte una serie de afirmaciones que vienen a revelar la idea que realmente anida en la mente de estas mujeres, y que queda bastante alejada de la defensa de la igualdad entre sexos que pretenden vender como su causa.
En concreto, dos son las que resultan tan cristalinas y transparentes como el agua de un limpio arroyo en la montaña:
 "Tengo derecho a criar a mi hijo sola si me da la gana". No, no lo tienes. Lo tendrás si su padre te lo otorga. Si no es así, él tiene tanto derecho como tú sobre él y obligarte a criarlo conjuntamente con él.
"Puedo echarlo a la calle". Efectivamente. Pero si es él el que te echa a ti, entonces hablaréis de maltrato de género (o machista, como os gusta llamarlo).
Me sabe mal criticar a una chica tan guapa, ¿es eso machismo? (pregunto, porque últimamente, en opinión de l@s feministas, parece serlo toda expresión por parte de un varón alabando la belleza de una mujer). En cualquier caso, vemos que guapas tontas, como meigas, haberlas haylas. Afortunadamente, también las hay -y muchas- inteligentísimas, demostrando que la equiparación automática es puro prejuicio. La cuestión es que esta chica, que reniega del uso exhibicionistas que mujeres como Nicki Minaj o Kim Kardashian hacen de su cuerpo, intentó abrirse camino como modelo -¡esa profesión tan "aclamada" por sus correligionarias!- sin conseguirlo. Uno, que es muy mal pensado, no puede menos que preguntarse si el hecho de haber fracasado en su intento dectriunfar como "guapa profesional" tendrá algo que ver con su feminismo.
Mi abuelo, que pasó por la vida como hombre persona sabia y juiciosa, decía que si quieres conocer a alguien, solo tienes que dejarle hablar y escuchar. Se delatan solas. No existe el feminismo. Es hembrismo. Puro y duro.


*Enlace al artículo referenciado:
http://smoda.elpais.com/celebrities/lou-doillon-las-mujeres-tenemos-que-ir-con-mucho-cuidado-para-no-perder-terreno/?id_externo_rsoc=FB_CM

jueves, 13 de abril de 2017

ECHANDO POR TIERRA TEORÍAS FEMINISTAS SOBRE LA INFLUENCIA DE LA CONSTRUCCIÓN DE GÉNERO EN EL COMPORTAMIENTO DE NIÑOS Y NIÑAS Y LA IDENTIDAD SEXUAL

 
Traigo hoy un artículo interesante publicado por ABC el 24/08/2015, que viene a echar por tierra una parte importante del sustrato de la mitología feminista, en concreto el relacionado con la influencia de la construcción de género en el comportamiento de niños y adolescentes, así como en la identidad sexual del individuo.
Hay que ir por partes, el tema es bastante amplio de por sí, y no todo lo defendido por los feminismos es falso o inexacto. Sólo una gran parte de ello, aunque probablemente está suponga no menos del 70% de sus teorías al respecto. En concreto, el texto se refiere a la tan cacareada identidad sexual inducida -cuando no directamente construida-. "Los niños juegan con balones, armas de plástico, etc y las niñas con muñecas porque desde pequeños les enseñan que es lo propio de su sexo".
Falso. Esa teoría desconoce -en muchos casos, seguramente, de forma consciente- el hecho de que en el organismo del varón hay una cantidad de testosterona muy superior a la existente en el de la hembra. Esta hormona, que determina la mayor (tendencialmente) musculatura, fortaleza física, etc de los hombres respecto de las mujeres, implica asimismo una mayor agresividad, y, derivado de ello, una mayor atracción por aquellas actividades que supongan competir con otros individuos o recreen esta competencia (deportes, juegos de guerra o combate). Ellas por su parte, cuentan con su instinto maternal -que existe por más que las feministas renieguen de él y se tiren de los pelos cuando se lo mentas-, siendo su preferencia por jugar con muñecas una manifestación de éste.
Pues bien, de eso trata este artículo sobre el que comento. Un varón es varón desde que nace (incluso antes), y en su comportamiento como tal no viene determinado por la educación recibida. Parece posible que ésta pueda influir en alguna medida, pero, desde luego, no es el factor principal ni el determinante, sino más bien uno muy secundario.
Este caso en particular no lo conocía, pero sí otro en la misma línea. Recuerdo que se lo contaba a profesoras feministas durante la carrera en los cursillos de la asignatura de Prácticum y se ponían muy nerviosas. Una en particular, portavoz de algún importante colectivo feminista alicantino a la cual vi después en televisión un día, llegó a decirme que lo que ellas decían eran teorías científicas "confirmadas", y lo mío "sólo opiniones". Cuando le contesté que lo que yo decía también eran teorías científicas y que las suyas estaban lejos de estar confirmadas (muy al contrario, hace ya bastantes años que van quedando desfasadas para todos salvo ellas), casi echaba humo. Estoy convencido de que me miró con auténtico odio.
En fin, os dejo con el artículo.
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DAVID REYMER, EL «NIÑO COBAYA» AL QUE CRIARON COMO MUJER HASTA LOS QUINCE AÑOS 
»Tras perder el pene a los pocos meses de vida, un psicólogo convenció a sus padres para que le ocultaran la verdad
 I. Miranda - Madrid24/08/2015
 
Brenda no supo que había nacido siendo un varón hasta que tuvo 15 años. Fue una tarde de 1980 cuando su padre, torturado por el sufrimiento que veía, le reveló el historia que habían estado manteniendo en secreto: había nacido en Canadá siendo Bruce, junto a su hermano gemelo Brian, pero una negligencia médica durante una circuncisión en 1965 había destruido sus genitales.
En un intento desesperado porque la vida de su hijo fuera satisfactoria, sus padres se pusieron en contacto con un psicólogo que aseguraba que la condición sexual no es innata, sino que es asignada mediante la educación en los primeros años de vida. Es decir, que si trataban a Bruce como Brenda, este se convertiría en una mujer plena, en vez de sufrir como un hombre sin pene. Se trataba de John Money, un psicólogo del hospital Johns Hopkins (Baltimore) famoso por sus teorías sobre el género. Además, era una oportunidad inigualable para Money de demostrar sus teorías, ya que tendría un sujeto de control: Brian, con la misma carga genética que su hermano, pero que tendría una orientación diferente.
El 3 de julio de 1967, los médicos sometieron a Bruce a una castración quirúrgica (quitándole los testículos) y le modelaron una vagina. Bruce se convirtió en Brenda a la vez que en un conejillo de indias. Mientras, las instrucciones para sus padres, Janet y Ron, fueron claras: no contarle jamás lo que había ocurrido.
Los niños fueron creciendo y la situación se fue complicando. Según contaría Janet ya en los años 90 al periodista de la revista «Rolling Stone» John Colapinto, la primera vez que trató de ponerle un vestido a Brenda intentó arrancárselo. «Recuerdo que pensé: “¡Dios mío, sabe que es un chico y no quiere que le vista como a una chica!”». Pero no solo fue aquello. Cuando su hermano jugaba a afeitarse con su padre, Brenda también quería. «Mi padre me dijo: “No, no. Tú vas con tu madre”. Me puse a llorar, “¿Por qué no puedo afeitarme también?”», contó él mismo. Desde pequeña incluso insistía en orinar de pie.
Por su parte, su gemelo identificaba a Brenda como a una hermana. «Pero ella nunca actuó como tal», reconoció al periodista de «Rolling Stone». «Si le regalaban una comba, para lo único que la usaba era para atar a la gente o para azotarla como si tuviera un látigo. Nunca la usó para su propósito real. Jugaba con mis juguetes mientras que los suyos, como una lavadora, solo los usaba para sentarse».
«Estudio John/Joan»
Sin embargo, para cuando cinco años después el doctor Money publicó el primer libro sobre el «estudio John/Joan» (como lo había bautizado) bajo el título «Man & Woman, Boy & Girl», las conclusiones que reflejaban eran las opuestas. Money aseguraba que tras haber enfatizado en el uso de la ropa femenina, Brenda ya tenía una clara preferencia por los vestidos. Que se sentía orgullosa de su pelo largo. Que por Navidades había pedido una casa de muñecas y un carrito de paseo. Que la orientación de género se había impuesto.
Para cuando Brenda llegó a la adolescencia sufría depresión y se había intentado suicidar al menos una vez. También tomaba estrógenos. Cuando el doctor Money le instó a que se sometiera a otra cirugía, se negó rotundamente. Fue entonces cuando sus padres decidieron contárselo. Fue entonces cuando Brenda pudo volver a ser un chico. Eligió de nombre «David» en honor al héroe bíblico que, desafiando todas las probabilidades, mató al gigante Goliat. Se sometió a una faloplastia y se quitó los pechos que le habían crecido gracias a las hormonas. Para cuando cumplió 23 años, se casó.
Sin embargo, su familia había quedado destrozada. Su madre Janet cayó en depresiones clínicas repetidas que requerían hospitalización. Su padre Ron se convirtió en un alcohólico. Su gemelo Brian abandonó los estudios y trató de suicidarse en varias ocasiones hasta que lo consiguió en 2002. Dos años después, con 38 años, David hacía lo mismo tras haberse divorciado años atrás de su mujer.
La historia de David Reimer saltó a la luz en 1997 gracias al doctor Milton Diamond de la Universidad de Hawai, quien convenció a David de que contar su caso ayudaría que no le ocurriera a nadie más. Meses después salía publicado también el artículo de John Colapinto que en el año 2000 se editaría en un libro titulado «Tal como la naturaleza lo hizo». La reflexión del doctor Milton Diamond fue: «Si todos estos esfuerzos médicos, quirúrgicos y sociales combinados no tuvieron éxito en hacer que este niño aceptara una identidad de género femenina entonces, tal vez, tengamos que pensar que hay algo importante en la constitución biológica del individuo»."