sábado, 24 de junio de 2017

SOBRE LA TAUROMAQUIA. TAURINOS Y ANTITAURINOS, ARTE O TORTURA


 
Este artículo va a disgustar a muchos, tanto taurinos como animalistas, vaya el aviso por delante. La razón no suele estar casi nunca en los extremos, sino en las posturas más moderadas. Las cosas no son blancas ni negras, sino de un tono intermedio y siendo el espectro de grises amplísimo.

Soy antitaurino de derechas. Convencido antitaurino y convencido derechista, aunque mi opinión es rica en matices y no comulga con talibanes de ningún bando. No me alegro ni me alegraré nunca de la muerte de un torero  por el mero hecho de serlo –Dios me libre-, pero tampoco puedo decir que me entristezca. Explicaré ambas afirmaciones, y quien tenga al menos dos dedos de frente, entenderá mi explicación y la respetará.

No valoro más la vida animal que la humana. En principio, la de una persona es y tiene que ser más importante que la de cualquier bestia. En principio. No obstante, esa situación de partida puede variar dependiendo de los actos de aquella. La vida de un criminal comunista no me importa más que la de un perro o un ciervo, por ejemplo. El torero es alguien que, por dinero y/o afición, tortura animales hasta la muerte para diversión de otros. Eso comienza a inclinar la balanza en contra suya.

Hay grados, ya hablábamos dos párrafos atrás de las diferentes tonalidades de gris. Pienso que el matador no es un ser equiparable, por ejemplo, al mal nacido aquél que subió unos videos martirizando atrozmente y hasta la muerte a unos indefensos cachorritos de perro por el puro deleite de recrearse en su sufrimiento. El matador disfruta con lo que hace, pero no por ese motivo. Él está convencido de que su acto no implica ninguna maldad intrínseca, a diferencia de aquél, que concibe plenamente como malvados sus actos –en ello radica su disfrute precisamente-. Hoy en día, más del 60 % de la población se declara antitaurina, quedando el treinta y tantos restante repartido entre taurinos y quienes no se pronuncian. No obstante, ello no ha sido siempre así. Cuando yo era chaval, el porcentaje era a la inversa, siendo yo uno de los dos únicos antitaurinos de la pandilla con la que andaba. Antes todavía, la práctica totalidad de los españoles, incluyendo por tanto y necesidad a los padres y/o abuelos de los actuales activistas contra la tauromaquia, debía ser partidaria de ésta, muy probablemente siendo inexistente entonces la preocupación por el sufrimiento de los toros y la conciencia de necesidad de su defensa. ¿Significa ello que los españoles de antes de la segunda mitad del siglo XX eran todos o en su inmensa mayoría malvados? Resulta absurda tal consideración. Igualmente, no podemos pensar que hoy día sean malvados los taurinos y toreros actuales. Hay que considerar en cambio, que las personas somos, muy a menudo, el producto del ambiente en que crecimos y las influencias que a través de éste absorbimos. Aquel cuyo nacimiento ocurra y/o su infancia y adolescencia transcurra en un ambiente taurino, fácilmente interiorizará todo ello. Antaño el mismo resultó mayoritario y por eso la población española también fue mayoritariamente taurina. En las últimas décadas, gracias a Dios, ese ámbito se ha visto reducido progresivamente y en una tendencia irreversible, resultando muy minoritario, y cada vez menos, en la actualidad el segmento de aquélla que se declara seguidora de la Fiesta. No obstante, sigue existiendo un reducto poblacional partidario de ella, y quien nazca y/o crezca entre gente integrada en él, fácilmente acabará desarrollando afición por las corridas, sin que ello signifique necesariamente que se trate de individuos malvados. No es el mismo caso que el del torturador y asesino de cachorritos, el cual, sin haber tenido –normalmente- ningún ejemplo ni referente que le inculcara esas cosas, ha desarrollado una inclinación a disfrutar con el sufrimiento de otros seres vivos basada en la pura crueldad, que es el único condicionante que le lleva a hacer lo que hace.

No es por tanto el torero alguien de maldad intrínseca, sino tan sólo un individuo al que sus condicionantes culturales han llevado a ser lo que es. Si un perro se revolviese y matase a un sádico como el que hemos hablado, yo me alegraría y aplaudiría su muerte, y hasta bailaría sobre su tumba, como decía Siniestro Total en aquella vieja canción, pero el caso del matador no es el mismo. Él no actúa por maldad, tan sólo hace lo que ha aprendido en el ambiente en que se ha criado y sin concebirlo como algo malvado. No resulta tolerable alegrarse pues de su muerte, ni  muchísimo menos del sufrimiento que ésta provoca en sus familiares. Quien sea capaz de sentir o hacer algo así, es un enfermo y necesita ayuda.

 Sin embargo y aun teniendo esto en cuenta, también el del traje de luces r es alguien que hace algo que odio. ¿Cómo podría entristecerme la muerte de quien se dedica con pasión a algo que detesto y desprecio con todas mis fuerzas, y al que considero un asesino y torturador? Sería un ejercicio de hipocresía decir que lo hago, y nadie puede exigirme que me conduela de la desgracia de quien considero mi enemigo. Lo único que puede exigírseme es que no me alegre de ella y que respete el dolor de su familia, y con eso estoy de acuerdo  y cumplo.

En este punto hay que hacer una aclaración. Los taurinos acusan a los antitaurinos de insultar a los profesionales de la plaza cuando los llaman asesinos y torturadores. No es así. A ellos les puede parecer al entender un arte lo que hacen éstos, pero el caso es que los antitaurinos no lo entendemos igual. Para nosotros, alguien que tortura y mata por diversión o dinero es un criminal, no un artista. Que le llamemos asesino y torturador es una acusación, no un insulto. Que se defienda o le defiendan de ella si puede/n.

No obstante todo lo explicado anteriormente, y aquí es donde comenzarían a echar chispas los animalistas, yo no aboliría las corridas de toros. Antes de explicar esto, quiero puntualizar que yo soy defensor de los animales, pero no animalista. Aquéllos dirían que es lo mismo. Igual que las feministas, en su fanatismo, piensan que sólo ellas son las defensoras de las mujeres y que, por tanto, cualquiera que se diga defensor de éstas debe ser feminista, estos hacen lo propio en materia de defensa animal. Yo sin embargo, establezco una seria diferenciación, con base, entre otros, en los siguientes puntos:

a)        El mencionado fanatismo. Un defensor de los animales los ampara conforme le dicta su propio y personal código moral. El animalista en cambio, acepta una serie de dogmas establecidos por otros y en los que se fundan los movimientos y partidos del tipo, irritándose con quien los contradice. Incluso los veganos que hay entre ellos, que son muchos (de hecho, el veganismo está íntimamente relacionado con el animalismo), desprecian frecuentemente a los animalistas no veganos.


b)        Deriva  izquierdista. Un defensor de los animales defiende a éstos. Punto. Puede ser de solicialista, pepero, comunista, fascista… Los animalistas en cambio, por más que se digan apolíticos, tienen una importante afinidad con la extrema izquierda. Sólo hay que darse una vuelta por sus grupos de Facebook para ver por dónde van los tiros, qué tipo de líderes y partidos son principales objetivos de sus comentarios despectivos, a qué ideología se adhieren normalmente sus moderadores y administradores, qué tipo de partidos intentan acercarse a ellos, sus métodos activistas…

 
c)        Defensa de los animales es lo que ellos dicen y punto. Si piensas que algo su dogma considera maltrato animal no lo es, serás acreedor del rechazo y desprecio general, y seguramente tomado por troll.

d)     Cualquier actividad de entretenimiento humano en la que participen animales implica maltrato de éstos. La utilización de animales para estos fines, sin necesidad de más argumentos ni  consideraciones, es considerada así.


Es posible que algún animalista que pueda leer esto afirme convencido que no es cierto, pero lo es. He andado mucho tiempo por sus grupos (no como troll, recuérdese que soy defensor de los animales), siendo objeto de ataques e insultos por decir cosas como las que vais a leer a continuación. En defensa suya, hay que admitir, por un lado, que también los hay compresivos y razonables, pero son los menos. Y en segundo, que lo mismo ocurre en cualquier otro colectivo, incluidos los grupos de derecha en los que también me muevo (no se olvidé que también soy derechista), en los cuales igualmente te haces acreedor de la ira y desprecio del general si no suscribes cada una de las palabras del dogma y contradices algo que ellos dan por supuesto debe sostener todo derechista que realmente lo sea, pasando a ser considerado infiltrado,  componente de las hordas podemitas que acechan disfrazadas, etc.


Como dije, pienso que las corridas no deberían desaparecer. Son un tesoro cultural, parte de una tradición milenaria que se remonta nada menos que a la legendaria Creta del no menos legendario Rey Minos. Es decir, casi al Neolítico. Allí los jóvenes aristócratas practicaban el ritual del Minotauro, que constituía una danza con la muerte en la cual muchachos y muchachas esquivaban las mortales embestidas del astado, al que reverenciaban y rendían culto, realizando ágiles acrobacias en un espectáculo de una gracia y estética sublimes. Otros de las polis griegas, entonces casi bárbaras todavía, acudían a la isla para permanecer en ella durante algunos años, en los cuales eran educados en su cultura, el ritual del Minotauro incluido –de ahí la leyenda del tributo ateniense y la de Teseo y Ariadna en relación con éste-. Cuando regresaban a sus lugares de procedencia –salvo los que perecían en estos lances, claro-, llevaban consigo lo aprendido y lo trasladaban a éstos. De esta manera Creta, cuna de la primera cultura europea, exportó exportó a la Grecia Arcaica a fin de establecer su influencia sobre el continente.


Ese ritual evolucionó a lo largo de casi 5000 años de historia para dar lugar a los actuales festejos taurinos, entre los cuales se cuentan las corridas, los correbous y los espectáculos de recortadores, siendo éstos últimos los herederos de aquél en su más pura esencia. Respecto de estos dos últimos, en ellos no se daña a los animales. Hablamos del espectáculo en sí, entiéndase, no de las condiciones de transporte, estancia, etc. Es cierto que a menudo éstas resultan deplorables, con los animales sufriendo sed, hambre, frío, calor… Ello no debería tolerarse, ni tampoco que se les arrojen objetos, se prenda fuego a sus cuernos, etc. Pero si estas actividades se regulases para impedir efectivamente que todo esto ocurra y garantizar que no sufran absolutamente ningún daño, ni por el espectáculo en sí, ni por las circunstancias que lo acompañan, entiendo que no habría motivo para oponerse a estos festejos, a los cuales, como he dicho, considero un tesoro cultural.

 
 Cuando dices esto, invariablemente, los animalistas te salen con aquello de que, aunque no les provoques daño físico, sufren ansiedad, estrés, miedo… Ese argumento resulta absurdo. Todos ellos sufren estas cosas, tanto los que participan en estas actividades, como los que no, vivan en libertad, domesticados o semidomesticados. Los gatos se estresan y asustan cada vez que un perro les ladra o un coche les pita al cruzar la calle. Los pájaros cuando ven a un gato aparecer. Los perros cuando oyen petardos o truenos… Eliminados completamente estos espectáculos, los toros quedarían en libertad, y allí se estresarían y asustarían ante las señales que anunciaran la cercanía de potenciales depredadores (aullidos de lobos, ladridos de perros, presencia de personas…). Al hacerles participar en ello, no se les añade ningún estrés, simplemente se sustituye el que sufriría de vivir libre por otro inherente a su vida semidoméstica. Por otro lado, parece muy probable que estas carreras resulten saludables para ellos y hasta se diviertan con ellas, pues con ellas participan en juegos en los cuales hacen ejercicio y desahogan su instinto natural de embestir. Igual que un perro disfruta cuando le das algo a morder y luego juegas a arrebatárselo o un gato cuando le haces correr detrás de un cordón de lana y pelear con él, resulta coherente suponer que el toro disfrutaría con esto. De hecho, se conoce el caso de un rinoceronte que, viviendo en un safari, jugaba a embestir a sus cuidadores, deteniéndose siempre antes de llegar a ellos para no hacerles daño. Los animales tienen un instinto, y hacerles jugar con él no puede ser nada malo. Todo lo contrario.


Pues bien, en este mismo contexto ubico yo las corridas de toros. Si se regulasen para eliminar de ellas los elementos de tortura (banderillas, pullazos…) y muerte del animal, así como para garantizar que las condiciones de estancia y transporte son las ideales para garantizar que no sufre padecimiento alguno, yo pasaría de ser antitaurino a defender las corridas, considerándolas un tesoro cultural como los correous o los espectáculos de recortadores, y los animalistas a considerarme su enemigo. De hecho, muchos de los que lean este artículo lo  harán ya. Y además es que ello supone la única vía de supervivencia para la Fiesta. La tendencia es clara e irreversible. En tan sólo tres décadas, hemos pasado de una  mayoría de población taurina a otra de mayoría antitaurina, aumentando esta continua y progresivamente. No se puede ir contra los tiempos. Hoy día y cada vez más, afortunadamente, la gente está concienciada en la importancia de la defensa de los animales. Si la Fiesta no evoluciona para adaptarse a aquéllos, la Fiesta estará condenada. En tan sólo unos cuantos años más (20, 30…), habrá desaparecido para siempre.

domingo, 18 de junio de 2017

CULPABLES DE QUE EL VIOLADOR DEL ASCENSOR HAYA VUELTO A VIOLAR. ANÁLISIS JURÍDICO Y MORAL



A consecuencia de la barbarie terrorista durante la década de los 80 y los 90, la sociedad española había venido reclamando durante años e insistentemente un endurecimiento de la legislación penal para imponer el cumplimiento íntegro de las penas para este tipo de criminales y otros cuyos actos despiertan una especial alarma social, rechazo y repugnancia en la población (asesinatos infantiles, delitos sexuales, pederastia, criminalidad organizada…). Durante todo este tiempo, el gobierno socialista de Felipe González se negó a acceder a esta exigencia de una parte abrumadoramente mayoritaria de la población, por entender que ello era contrario al Principio de Resocialización al que, por mandato constitucional, ha de orientarse la condena a prisión (la principal función de la pena y a la cual ha de dirigirse, es la de conseguir reinsertar al criminal en la Sociedad,  no la de castigar, al contrario de lo que ocurre en otros países como EEUU, en el cual se sigue el principio punitivo como finalidad primordial).

 En aquella época y por herencia del franquismo, regía el derecho a redención por  beneficios penitenciarios (trabajo, estudios…). Por cada tres días de trabajo en prisión, se descontaba uno de condena al preso, con lo cual ésta quedaba reducida en un tercio. Dado el máximo de tiempo que se podía permanecer en la cárcel por una sentencia era treinta años, eso suponía que nadie cumpliría más de veinte por ésta.

Finalmente, el gobierno de Aznar, un hombre al que la Historia erigirá algún día el monumento que este país le debe, terminó esta situación con la muy polémica en su día y durante muchos años Ley Orgánica 7/2003 de 30 de junio de Medidas de Reforma para el Cumplimiento Íntegro y Efectivo de las Penas, que redactó y aprobó con la oposición en bloque de la izquierda y la muy airada reacción de ciertos sectores doctrinales y judiciales afines a ésta, perdurando esta última hasta las nuevas reformas traídas por el gobierno de Rajoy que han venido a endurecer aun más el  CP en relación al tipo de delitos descrito. Básicamente, esta reforma modificaba el límite máximo de cumplimiento, elevándolo de 30 a 40 años, al tiempo que se introdujeron normas tendentes a dificultar seriamente el acceso a la Libertad Condicional, o, en determinados casos, imposibilitarlo antes de haber cumplido 35 años de prisión (art. 78.3.b del  CP anterior a la reforma de 2015). Por otro lado, se eliminó también definitivamente la posibilidad de reducción de condena por beneficios penitenciarios.

Sin embargo, en Derecho Penal y por imperativo constitucional, rige el Principio de Irretroactividad desfavorable de la pena, que viene a imponer que ningún reo podrá ser condenado en aplicación de una Ley que no estuviera vigente en el momento en que cometió los hechos delictivos que dan lugar a la condena. Sí cabe, en cambio, la aplicación retroactiva en caso de que la norma le resulte más beneficiosa. Eso significaba que esta reforma que permitía el cumplimiento íntegro de las penas y negaba el derecho a reducir éstas, sólo podría aplicarse a los condenados que hubieran cometido sus delitos después de la entrada en vigor de esta Ley. Para todos los que lo hubieran hecho antes del 30 de junio de 2003 por tanto, resultaba inaplicable.

Para salvar esta situación, el Tribunal Supremo –que siempre está compuesto por una mayoría de miembros favorable al partido que gobierne en esos momentos. Como dijo Alfonso Guerra en su día, “Montesquieu ha muerto” y aquí la separación de poderes es una ilusión trasnochada) estableció una jurisprudencia en sentencia de del 28 de febrero de 2006 (resolución a un recurso presentado por Henri Parot, miembro de la organización terrorista ETA), popularmente conocida como Doctrina Parot. En virtud de ésta, la reducción de un día de condena por cada tres cumplidos no se calculaba ya sobre el máximo de cumplimiento efectivo permitido (30 años), sino por separado sobre cada una de las penas impuestas. Así, una suma de éstas que ascendieses a 90 años, por ejemplo, se vería reducida tan sólo a 60, con lo cual no menguaría un solo día de ese máximo de 30, que de esta manera podría cumplirse íntegramente. El Tribunal Constitucional por su parte, sumo intérprete de la Carta Magna, modificó esta doctrina, pero sólo en parte, en 2008 en la conocida como Doctrina del Doble Cómputo Penal. Cuestión de justicia, compartido el concepto de ésta por más de un 80 % de la población de nuestro país. No resulta suficiente para según qué cosas.

Igual que ocurriera con la reforma del CP, la izquierda reaccionó agriamente ante esta jurisprudencia, alegando que vulneraba el Principio de Irretroactividad Desfavorable de la Pena. Sin embargo, la realidad es que aquí no estábamos ante una norma, sino ante una interpretación jurisprudencial de éstas, con lo cual cabía entender igualmente que dicho principio no rige en este ámbito.

Finalmente, ante un recurso presentado por la etarra Inés del Río Prada, el Tribunal Europeo de Derechos Humanos falló sentenciando que la Doctrina Parot violaba los artículos 7 y 5.1 de la Convención Europea de Derechos Humanos “respecto a la irretroactividad de las leyes penales desfavorables”, instando al gobierno español a poner en libertad a esta asesina y al resto de presos que seguían en prisión en aplicación de esta jurisprudencia. Es decir, varios de los terroristas más sanguinarios, así como criminales aún más execrables como Miguel Ricart, condenado como colaborador necesario en el trágicamente célebre caso de las Niñas de Alcáçer, o Pedro Luís Gallego, el violador del ascensor, condenado por la violación de dieciocho mujeres y  el asesinato de dos, una de éstas últimas menor de edad. No satisfechos con ello, desde entonces Pablo Iglesias y otros insignes izquierdistas han seguido instando al gobierno de Rajoy para que libere también al resto de presos etarras que continúan en prisión por haber cometido sus crímenes en fecha posterior al 30 de junio de 2017 y a los cuales, por tanto, no les afecta la derogación de la Doctrina Parot les es de aplicación plena la reforma operada en esta fecha.

QUE NO OS ENGAÑEN

Zapatero pactó una hoja de ruta en su negociación con ETA para el desarme de la banda. ETA exigía a derogación de esta doctrina, y en aquél entonces se tuvieron conocimiento de conversaciones en las cuales el ex presidente socialista se quejaba ante el interlocutor de los terroristas de lo que les estaba costando conseguirla a consecuencia del a oposición de “jueces instrumento del PP”. Sin embargo, cuando Rajoy llegó al poder cumplió con aquella al pie de la letra. El TEDH está compuesto por ponentes procedentes de los distintos países de la UE, y en este tipo de decisiones el informe de el del país afectado tiene muchísimo peso. El fallo podría haber sido otro, pero ese fue el que nuestros gobernantes querían, y ese fue el que consiguieron, sin importarles dejar en libertad con ello a gente que había violado, torturado atrozmente y asesinado niñas por puro placer y maldad. También podría haberse entretenido el cumplimiento de lo fallado por el Tribunal (en Alemania o RU, por ejemplo, ha habido sentencias que han tardado meses o hasta años en cumplirse), pero tampoco se hizo, siendo liberados los presos afectados en la semana siguiente a la resolución. Desde las instancias comunitarias llegó una –socarrona- felicitación al gobierno español por la celeridad en el cumplimiento del fallo, afirmando que era imposible ser más rápido de lo que lo fueron nuestros gobernantes en hacerlo. Aviso para navegantes.

Y ése es el motivo por el cual este montón de mierda, Pedro Luís Gallego, quedó en libertad junto a otros como él. Se pudo haber evitado, existían varias vías para hacerlo. Os dirán que no se pudo hacer nada, que el TEDH resolvió y no quedó más remedio que cumplir con su fallo, pero en este artículo habéis podido ver cómo y por qué ocurrieron las cosas. Nos han traicionado todos. La izquierda para cumplir con su papel de defensora a ultranza de los derechos fundamentales consagrados en la Constitución (mera pose también. A pesar  de haberse opuesto ferozmente a la reforma Aznar del CP, volvieron a gobernar tras ella y no la derogaron ni le cambiaron una sola coma): Rajoy y su equipo para llevarse el mérito de ser el gobierno bajo el cual ETA abandonó la lucha armada definitivamente. Se trataba de criminales irreinsertables en muchos casos (estaría además la cuestión de si es moralmente aceptable su derecho a la reinserción, aunque ésta fuese posible). Los informes profesionales advertían del serio peligro que suponía dejarlos libres. José Franco de la Cruz, el Boca, condenado por el asesinato de una niña de nueve años, a la cual previamente había violado salvajemente, reincidió a los dos meses de ser puesto en libertad. El violador del ascensor ha vuelto a violar a cuatro chicas más. Podría haber vuelto a matar a alguna también, y seguramente lo habría hecho de no haber sido detenido a tiempo. Pero no importa. Son bajas colaterales, “aceptables”. Lo importante es que el barbas y los suyos se colgaron su medallita.

IMPORTANTE: En virtud de Ley Orgánica 1/2015, de 30 de marzo, por la que se modifica la Ley Orgánica 10/1995, de 23 de noviembre del Código Penal, dictada por el gobierno de Rajoy, se dio entrada en nuestra legislación punitiva a la pena de prisión permanente revisable, que permite la permanencia en prisión a perpetuidad de determinado tipo de criminales en los cuales no quede acreditada su rehabilitación. La izquierda en bloque y particularmente Pedro Sánchez a plena voz, se comprometió a derogarla cuando gobierne.

sábado, 10 de junio de 2017

ANÁLISIS DEL RECHAZO POR PARTE DE DETERMINADAS ASOCIACIONES A LA DONACIÓN DE AMANCIO ORTEGA A LA SANIDAD PÚBLICA

 
Hace algunos días saltaba la noticia. La Asociación para la Defensa de la Sanidad Pública de Aragón mostró su rechazo a la donación de 10 millones de euros que la Fundación Amancio Ortega acordó con la Comunidad Autónoma de Aragón. El colectivo explica que no es necesario "recurrir, aceptar, ni agradecer la generosidad, altruismo o caridad de ninguna persona o entidad".

"Aspiramos a una adecuada financiación de las necesidades mediante una fiscalidad progresiva que redistribuya recursos priorizando la sanidad pública", afirma el grupo.

Esta asociación no es la única que se ha opuesto donación de 320 millones de euros que anunció el pasado marzo la Fundación Amancio Ortega para la renovación de los equipos de diagnóstico y tratamiento del cáncer en los hospitales públicos españoles. La semana pasada se hizo pública la donación de 17 millones a la región de Canarias, y la Asociación para la Defensa de la Sanidad Pública de esta comunidad criticó la actuación.

Para entender lo que se está cociendo y la forma de actuar de estos colectivos, no hay que perder la perspectiva de la distinción entre pensamiento de izquierdas y pensamiento de derechas. Esta gente, evidentemente, tiene una clara tendencia izquierdista, por más que ellos, seguramente, gustarán de presentarse como ni de diestra ni de siniestra. Como diría el coleta, simplemente “somos los de abajo y vamos contra los de arriba”. O sea, la vieja lucha de clases de Marx. Dicho de otra manera, la izquierda y derecha de toda la vida. Iglesias y los suyos buscaban confundir con esas chorradas para intentar atraer parte del voto popular descontento, antes del auge de C’s y su constitución como alternativa al PP.

En fin, la defensa de la Sanidad pública, al igual que la de la Educación ídem, ha sido una causa tradicional de aquéllos. Noble empeño, nadie lo discute, cuyas circunstancias analizaremos no obstante en este artículo. Y a partir de ahí y teniendo en cuenta la diferencia básica entre ambas ideologías (se recomienda leer el artículo “¿Qué es ser de derechas?” publicado en este blog. Enlace al final del presente *), comienza a entenderse el asunto. Como reza la cabecera de esta web, un comunista (puede entenderse extrema izquierda en general) no es más que un perdedor que ha perdido la esperanza, si es que alguna vez la tuvo, de llegar a ser un ganador. Los parias de la Tierra que reza La Internacional. En su momento, allá en la época de la Revolución Industrial, éstos fueron la famélica legión del himno izquierdista, los oprimidos que jamás tuvieron una oportunidad para triunfar en la vida y salir del estamento pobres en que quedaron ubicados por nacimiento. En la actualidad del Occidente desarrollado, afortunadamente, aquello hace mucho que quedó superado. Hoy todo el mundo tiene su oportunidad para intentar explotar sus cualidades personales en pos del objetivo de conseguir el éxito profesional/económico. Existen becas (por favor, que nadie me salga con lo del ex ministro Wert. Becas para estudiantes realmente comprometidos con sus estudios y dotación para cursar su carrera) y quien no estudia es porque no quiere. Igualmente, toda persona tiene la opción de ahorrar o intentar conseguir un aval para montar su negocio, gastar su dinero alegremente (saliendo a divertirse, tomar sus cervezas en el bar, viajar…), guardarlo para su jubilación, etc. Caso aparte, sobre todo desde la última crisis, es el de la gente que, con estudios o sin ellos, no encuentra trabajo y, por tanto, carece de ingresos. Otro día hablaremos de ese tema.

La ideología izquierdista nace de la envidia hacia quien queda por encima de uno, en un nivel superior al propio que no se espera poder alcanzar jamás. A partir de esa envidia, se incuba odio y resentimiento hacia los ricos y los triunfadores. Probablemente justo o, al menos, comprensible para aquella gente del siglo XIX que jamás tuvo la oportunidad de intentar cambiar su destino por nacimiento, pero mezquina y reprobable a día de hoy, cuando quien no lo hace es porque no quiere o porque sus vicios, falta de disciplina, voluntad, valor… se lo impide. Siendo un asalariado se vive muy tranquilo –siempre que se cuente con un contrato fijo, claro-. Cada mes se cobra. Sin riesgos, sin temor de perder nada. Lanzarse a la aventura empresarial, o simplemente la de la autonomía profesional, implica en cambio muchos. Se invierte el dinero muy duramente ahorrado o conseguido a través de aval, comprometiéndolo en una incierta aventura que puede culminar en éxito o fracaso, nadie lo sabe. Nadie ayuda al emprendedor. Al contrario, -en España- se le lastra con una tasa desorbitada en comparación con la existente –o hasta inexistente- en los países de nuestro entorno y que debe pagar logre beneficios o no, lo cual, en la mayoría de casos, supondrá la asfixia de la empresa, salvo para gente con mucho capital o familia que lo posea y que, por tanto, pueda permitirse afrontar tal sangría hasta el momento en que empiecen a llegar los beneficios, que podrá demorarse meses o incluso años. Nadie le ayudará y, si fracasa, perderá todo lo invertido, y hasta posiblemente se arruinará, el sólo. Nadie más. Y sin embargo, si porque suena la flauta o por su acierto en la gestión de su negocio, éste arranca antes de que ello ocurra y llega a triunfar y el dinero comienza a entrar a raudales, entonces los mismos –Estado Social español- que antes no le ayudaron y sangraron sin importarles si con ello le abocaban al fracaso y la ruina, ahora le dirán: “¡eh!, estás ganando mucho dinero. Tienes la obligación de compartir con los que no tienen la «suerte» de ganar tanto como tú”. Hace ya bastantes años, leí en algún artículo que Loles León, izquierdista confesa y una mujer que debe haber ganado cantidades muy considerables, se ufanaba de vivir muy bien y sin ahorrar, gastando todo en viajes y demás. Nada que reprocharle, cada cual hace con lo que es suyo lo que quiere. No obstante, hace ya algo menos, durante la crisis, tuve oportunidad de ver un debate televisivo en el que participó y en el cual, cuando le preguntaron cuál sería, en su opinión, la receta para salir de la crisis, respondió muy digna y convencida: “que los ricos paguen más”. Claro, Loles. Tú, que serías rica si hubieras guardado lo que ganaste y decidiste en cambio gastarlo con alegría, ahora exiges que quienes hicieron lo contrario y, en consecuencia, ahora tienen más que tú, compartan contigo su riqueza. Yo derrocho lo mío y luego, lo que tú ganes con tu privación, esfuerzo y arriesgando lo tuyo, lo compartes conmigo. Esa es la lógica izquierdista. Razón de la sinrazón, como cantaba Barricada en aquella vieja canción.

Estas asociaciones, al igual que a Pablo Iglesias, que también se pronunció en términos similares sobre el tipo de donaciones como la realizada por Amancio Ortega, odian a los ricos y a los triunfadores. Los odian por la envidia que les producen. Gestos como éste no van a ganar su agradecimiento, pues lo que ellos querrían, como bien han explicado, es que ese dinero lo dieran por obligación, a través de impuestos y sin que nadie tenga que darles las gracias. Yo pienso de manera distinta. La propiedad privada es sagrada –algo que no gusta, para nada, a la izquierda y que el Estado Social se ha encargado de atenuar-. Si, como Loles León, las personas somos libres de gastar nuestro dinero en lo que nos dé la gana o hacer con él lo que queramos, eso incluye también a los ricos.  Es cierto que, viviendo en sociedad, se hace necesario afrontar ciertos gastos para sufragar servicios que usamos todos (carreteras, puertos, aeropuertos…), y éstos han de sostenerse con la contribución de todos, siendo quizá lógico (tampoco lo tengo tan claro, habría que analizar la cuestión) que la de los que más tienen sea superior a la de los que tienen menos, pero eso no debería incluir cosas como la Sanidad, la Educación… públicas, pues la gente adinerada no suele hacer uso de ellas, y de esa manera se les obliga a pagar por algo que no necesitan ni van a usar. No se puede obligar a nadie a ser bueno, altruista…  Volvemos a lo mismo. Lo que es de uno es de uno, y nadie puede forzarle a compartirlo si no lo desea. Para cubrir esos servicios públicos, el Estado no debería recurrir a cobrar a quien no va a usarlos ni le son necesarios, sino a la generación de beneficios propios -a través de su intervención en la actividad empresarial como un agente más del mercado, por ejemplo. Hablamos a nivel de justicia teórica, ya sabemos que algo así aún no es posible a día de hoy-. Nadie debería tener obligación de compartir lo que tiene si no es su deseo hacerlo. No puedes obligar a alguien a que te acoja en su casa si tú no tienes una. Si desea hacerlo, su gesto será muy noble y digno reconocimiento y aplauso, pero no puedes forzarle si no quiere.

Y en ese contexto y desde esa perspectiva hay que considerar el de Amancio Ortega. Me da igual si procede al mismo por altruismo real o por cuestiones de imagen, la cuestión es que entrega una cantidad muy considerable y que no tiene ninguna obligación de donar, para favorecer a quienes tienen menos que él. Soy usuario de la Seguridad Social y mi madre falleció hace dos años y medio víctima de un cáncer. Me considero por tanto totalmente autorizado para pronunciarme en este debate, y desde esa autorización, aplaudo y me quito el sombrero ante este hombre, que día tras día demuestra ser una de las más grandes personalidades que ha dado este país. ¿Quiénes sois vosotras, asociaciones de usuarios, para pedir que se rechace ese donativo? La Sanidad pública hace saber continuamente de su falta de medios, especialmente en la lucha contra enfermedades como ésta. De continuo escuchamos hablar de personas que no fueron atendidas a tiempo a causa de ello, pagando consecuencias muy graves, a menudo la propia vida incluso. Si una persona muriera tras rechazar ese donativo pudiendo haberse salvado de haberlo aceptado, ¿qué diríais? Anteponéis vuestros prejuicios e inquinas ideológicas a la vida y salud de la gente, y luego vais de adalides del interés general en esta materia. Sois cínicos e hipócritas. Como de costumbre. La izquierda es una ideología que, naciendo de la envidia, erige troncos y ramas de envidia para dar como fruto la mezquindad. Decís que vuestra lucha es por la justicia social, pero no es así. Vuestra lucha, como decía Churchill, es por igualar a todos en la miseria. Ya que yo no puedo volar, cortarle las alas al que puede. Me rompo las mano aplaudiendo el gesto de Ortega. El vuestro en cambio, es totalmente similar al del mala sombra de toda la vida al que alguien que le cae mal le hace un favor y, no sólo no lo agradece, sino que encima le cobra más odio, pues con ello le demuestra que eres mejor que él. Queda muy claro quién es quién en esta historia.


*”¿Qué es ser de derechas?” http://sentenzyablog.blogspot.com.es/2016/11/que-es-ser-de-derechas.html

viernes, 2 de junio de 2017

¿ERAN DE DERECHAS LOS REGÍMENES FASCISTAS?

 
Nazis, fascistas, falangistas… normalmente son señalados como extrema derecha, pero ¿lo fueron realmente? ¿Los son hoy día los movimientos receptores de su herencia? Para responder a esta cuestión, en primer lugar, hay que tener claro qué es derecha y qué es izquierda. Aunque parezca obvio y de cajón, muy pocos manejan el concepto correcto y cuando se pregunta al respecto, se obtiene en el 90 % de las ocasiones una serie de tópicos, lugares comunes y desatinos por respuesta. Sería pues mucho confiar hacerlo en que los lectores que pasen por estas líneas, en su generalidad, tengan en su mente la definición adecuada. Resumiendo, podríamos concretar que la derecha defiende una suerte de darwinismo social, la imposición de los individuos más competitivos sobre los menos en la competición social, sometido el animal racional de esta forma a las leyes de la evolución como el resto de seres vivos; frente a la defensa del débil de la izquierda, que llevada al extremo supondría el colapso de la especie por falta de adaptación a los retos y circunstancias cambiantes de la existencia, al no pasar por el filtro depurador que permite el cambio adaptador. Podríamos definirlo así a groso modo. Para una información más precisa, léase el artículo "¿Qué es ser de derechas?” en este mismo blog (http://sentenzyablog.blogspot.com.es/2016/11/que-es-ser-de-derechas.html).
 Esta máxima, evidentemente y por su propia e intrínseca naturaleza, se aplica a los individuos. Los seres humanos, igual que el resto de criaturas vivientes entre ellas, competimos entre nosotros por unos recursos limitados, determinando el resultado en esa competición nuestra condición de ganadores, perdedores o conformistas en la pugna social. Pues bien, los fascismos corrompieron esa base, sustituyendo a los individuos por colectivos en el concepto. No son aquéllos quienes compiten en su modelo, sino los pueblos, naciones… La raza aria lo hacía históricamente con los semitas, Alemania con Francia y los países eslavos, España contra árabes, franceses e ingleses… Lo importante no son las personas que integran el Estado, Pueblo… que en el caso del nacional-socialismo llega a entenderse como un organismo viviente en sí mismo (teoría del volkgeist, el espíritu del pueblo). Éstas serían como las células que forman el cuerpo de los seres vivos. Su función  no queda orientada hacia su autoconservación, sino a la preservación del todo del que forman parte. Aquéllas se sacrifican alegremente para preservar la salud de éste. Igualmente, la vida en sí de los integrantes de un pueblo o nación no es lo importante, sino la supervivencia y gloria de éstos. Los ciudadanos están para defender a la Patria.  “No preguntes qué puede hacer tu país por ti, sino qué puedes hacer tú por él”.´
 La máxima se traslada de esta manera de los individuos a los pueblos o naciones. Los ciudadanos por tanto, deben dar prioridad a la competencia entre éstos, sobre la que se da entre ellos mismos. Lo que importa es la prevalencia de España, Alemania, Italia… sobre sus competidores, no la del nacional sobre los otros nacionales, que pasan a ser sus camaradas, con los cuales ha de colaborar hombro con hombro en esa lucha, llegando a dar la vida incluso si resulta necesario en ella, como células integrantes del todo, que es el que cuenta, que son. Por tanto, es preciso que todas ellas funcionen de la manera más óptima y coordinada posible, surgiendo un deber de solidaridad entre ellas que las obliga a socorrerse mutuamente en caso de necesidad. Si un ciudadano no tiene trabajo, o vivienda, o pasa necesidad… es obligación de todos los demás ayudarle, para así resultar en un todo más fuerte. Tampoco se puede permitir que fuerzas o instituciones que no sean el Estado le opriman, debiendo intervenir éste en la economía decididamente a fin de evitarlo. Es decir, direccionismo estatal en materia económica a fin de combatir el Liberalismo Económico (Capitalismo según los autores marxistas), que es la misma pretensión básica de las ideologías comunista, socialista y anarquista.
Tenemos así dos tendencias dentro del modelo fascista. Por un lado, una de extrema derecha en materia de política exterior que incita a la competición con otros pueblos y naciones, llegando a la confrontación armada si resulta necesario, por la prevalencia en la selección natural que les enfrenta. Por otro, una social y ferozmente anticapitalista en materia de política interior, igual a la desarrollada en los estados marxistas (de hecho, algunos teóricos, como Norberto Ceresole, son comunes a ambas doctrinas, habiendo predicado tanto entre fascistas como entre extremoizquierdistas y siendo asimilados y homenajeados por ambos), pero limitada a los nacionales (nacional-socialismo). Políticas sociales como en el caso del comunismo, pero destinadas únicamente a los hijos de la Patria (hoy día tenemos un buen ejemplo de esto en los grupos de corte fascista que reclaman aquello de "primero los españoles"). Asimismo, no hay que perder de ejemplos como el de Ricardo Sáenz de Ynestrillas, hijo del militar  y dirigente histórico de la Falange asesinado en 1986 por ETA, y que fue durante años la cara más reconocible de la extrema derecha en España, que a día de hoy asegura votar a Podemos y ha declarado que "llevo meses mostrando mi apoyo a Podemos por su proximidad al discurso que reivindicamos quienes nos sentimos herederos de la Falange Auténtica y primigenia. Quienes apostamos realmente por la Revolución nacional y sindical. No es exactamente lo que me gustaría (se me queda muy corto)pero es lo que más se acerca"; habiendo llegado a propugnar la creación de un Círculo Podemos de Izquierda Falangista. En el mismo sentido, la fascinación que el fundador de la  Falange, José Antonio Primo de Rivera, ha despertado desde siempre en muchos dirigentes de extrema izquierda, incluido actualmente, según La  Gaceta, Pablo Iglesias.
No es cierto por tanto que los movimientos fascistas fueran de ultraderecha. O más bien, no es enteramente correcta tal afirmación, pues tenían tanto de ésta como de extrema izquierda. Sin embargo, la confusión está muy extendida hoy día, hasta el punto de ser la tónica dominante, y a nadie le interesa aclararla. A la izquierda porque le sirve para meter a todos en el mismo saco y asumir falazmente el monopolio de la defensa de la clase obrera. Los nazis eran nacional-SOCIALISTAS. Mussolini provenía del Partido Socialista italiano, en el que ya había militado antes que él su padre también. La Falange era nacional-SINDICALISTA… “No hay cosa más tonta que un pobre de derechas”. ¿Dónde quedaría ese falso tópico de generalizarse el conocimiento y aceptación de que los fascismos fueron creados por y para la defensa de la clase obrera? Teniendo claro que existen dos opciones para la defensa de sus intereses, una a "diestra” –entre comillas el término por lo ya explicado- y otra a siniestra del espectro político, el electorado obrero se dividiría entre ambas, lo cual perjudicaría a ésta última, que tradicionalmente se ha erigido como única” defensora suya. No interesa por tanto, en absoluto, a socialistas, comunistas, podemitas… que se extienda el concepto de fascismo como adalid en la defensa de la clase trabajadora.
Tampoco ello le interesa al PP y la derecha española, pues la asunción de tal idea entre su electorado supondría una quiebra de éste y el surgimiento de un nuevo partido de “derechas”. En efecto, no resulta posible compatizar dos tendencias antagónicas, una partidaria del decidido intervencionismo estatal en la economía (Fascismo), otra abominadora del mismo y firme defensora de la autoregulación del mercado (Liberalismo Económico).
Por último, llamar la atención sobre la revisión de conceptos. Igual que existe un socialismo de izquierda y otro de “derecha” como hemos visto, podríamos concluir que existe igualmente un anarquismo de izquierda (anarquismo social, político), y otro de derecha (anarquismo económico). También hay que tener cuidado con la equiparación –errónea- conservadurismo/derecha y progresismo/izquierda, pues en países como Rusia, por ejemplo, los conservadores son los comunistas. Cómo decía La Polla Récords en aquella vieja canción, hace ya más de treinta años, hoy en este mundo tan moderno y tan jodido, los viejos eslogans se verán sustituidos”. Revisad vuestros conceptos. Es posible que necesiten un reajuste.