lunes, 10 de octubre de 2022

NI GRITOS MACHISTAS, NI ALIENTO DE LA VIOLACIÓN. LOS CHICIOS DEL COLEGIO MAYOR ELÍAS AHUJA, VÍCTIMAS DEL OPORTUNISMO Y LA CORRUPCIÓN POLÍTICA


En estos días está sonando bastante el tema de los supuestos gritos machistas, misóginos, amenazantes... en fin, ya sabéis. Toda la retahíla de adjetivos y acusaciones acostumbradas por un tipo de gente que está aquí para hablar de su libro. La cuestión, nada novedosa por otro lado, es que no tienen éstas ningún contenido real (¡qué “sorpresa”!) y tan sólo buscan activar la caja de resonancia en un momento en que el principal partido valedor de la causa se encuentra hundido y prácticamente a punto de desaparecer, tal y como apuntan los últimos resultados electorales y las encuestas de intención de voto. Un intento desesperado por hacer ruido y dejarse notar. “¡Eh!, seguimos aquí. No nos olvidéis”. Poco que hacer. El propio mesías reconocía hace algunos años que una formación como la suya sólo tendría una oportunidad real en tiempos de crisis grave, fuera de los cuales se impone inevitablemente el imperio de los moderados.

Se está diciendo que si no se puede tolerar el fomento de la violación, que si el desprecio machista, que si la Fiscalía está investigando el asunto... estupidez galopante. No hay de lo primero, pues los chicos no hablaban de violar a nadie. Gritar “¡os vamos a follar!” no equivale a clamar “¡os vamos a violar!”. Igual alguien debería explicar a esta gente el significado de una palabra y el de la otra. Si añadían además “¡sois unas ninfómanas!”, implica que la cosa la cosa se referiría a un contexto de consentimiento y complacencia por parte de ellas, no de forzamiento. Todo ello sin contar, lo más importante, que nada de esto viene acompañado de un contenido ni intencionalidad real, tratándose en cambio de un simple juego. Un rifirrafe con intercambio de bromas mutuamente aceptado, enmarcado en el ritual iniciático de llegada a la edad adulta. Algo similar a cuando un viejo amigo solía bromear atacando a alguien diciéndole que era virgen por delante y mártir por detrás. Entonces reíamos la ocurrencia, teniendo claro que no había auténtico deseo de ofender en ella. Igual que no lo hay en los gritos de los muchachos, como loablemente han salido a defender varias de las chavalas. En una ocasión, en las escaleras que suben hasta el castillo de Santa Bárbara de Alicante, encontró el que esto escribe a un grupo de adolescentes quinceañeros que, con sus litronas, se divertían muy animados una noche de sábado. Ellos cantaban que alguna de las chicas estaba gorda, y ellas bailaban y se reían. Nada que ver con un tema de buying, caso en el cual los cánticos sí habrían constituido algo grave y reprobable. Ahí el quid de la cuestión: la intencionalidad. ¿Estamos ante un ataque o ante una guasa?

“-Oye, ¿a ti te gusta hacer tríos?

-¡Claro!

-Pues corre a tu casa, que les falta uno”.

¿Recordamos el viejo chiste? ¿Deberíamos ofendernos por entender que están llamando adúltera a nuestra mujer (o marido, dependiendo del caso)? Intencionalidad. Sentido común. Menos mala leche. Sólo un juego entre chavales que se divierten atacándose en broma mutuamente. La Fiscalía (una Fiscalía organizada, recordemos, jerárquicamente y totalmente desacreditada tras el escándalo derivado del nombramiento por parte del Gobierno actual como Fiscal General del Estado de una ex ministra del mismo, claramente al servicio de aquél) sabe perfectamente que ahí no hay nada que investigar. Los delitos de odio, injurias, acoso... requieren de un elemento de dolo para que concurra su tipicidad. Si no hay una intención real de vejar, humillar, dañar... no pueden ser apreciados ni se puede condenar a nadie por ellos. Pero, como decíamos al principio, se trata de hacer ruido. Las elecciones están a la vuelta de la esquina y las encuestas pintan muy mal. Dicen que vuelve la derecha y no se atina a vislumbrar la forma de reaccionar para evitarlo. Sólo queda agitar el avispero. A río revuelto, ganancia de pescadores.

Las únicas víctimas reales aquí, han sido los chicos injustamente expulsados del colegio. Los unos porque se alimentan de esto, los otros porque no se atreven a contradecir la corrección política del momento, nadie, salvo Ayuso, se ha atrevido a alzar una voz en su defensa en las altas esferas. ¡Grande Isabel! Más como tú nos hacen falta. Grandes también las chavalas del Colegio Público Santa Mónica que han salido en su defensa. "No nos ha ofendido para nada". "Es un pique que hay entre chicos y chicas, entre un colegio y otro". "Hay que informarse de cómo empieza todo", no se debe "crucificar a nadie". "Hay un perdón por parte de ellos y no hace falta llevarlo más allá". Algo anda muy mal en una sociedad cuando los cachorros son quienes aportan sensatez y sentido común, y son los mayores los descerebrados que piden sangre.