Sebastián Shaw es un viejo enemigo de la
Patrulla X, cuyo poder consiste en absorber la energía cinética de los golpes
de sus oponentes y transformarla en fuerza propia. No hay forma de que puedan
derrotarle en una pelea a la usanza, pues los ataques físicos de éstos, no solo
no le afectan, sino que lo hacen más fuerte. La única forma de conseguirlo es
mediante una estrategia pasiva, renunciando a golpearle y obligándole a ser él
quien ataque y se desgaste usando su propio vigor. Lo mismo ocurre con Ayuso. Miguel
Ángel Rodríguez es un tío inteligentísimo (sus propios rivales de izquierda lo
dicen) y ha conseguido situar a Ayuso en una posición en que se alimenta de las
salvas de artillería que le dirigen sus contrarios. Lleguen desde las tribunas
políticas, las tertulias televisivas o las redes sociales, cuanto más la
atacan, más crece y más apoyo popular tiene. En los últimos días la ofensiva
contra ella en éstas se ha redoblado, quintuplicado... Saben que es el coco, el
enemigo a batir, que ya cuenta en la culata de su revolver con las muescas de
Casado y hasta el propio Pablo Iglesias, pero ¡ay!, saber que hay que abatirla
es una cosa, y saber cómo abatirla, otra muy distinta. Es como intentar apagar
un fuego arrojándole leña. La única forma de vencerla pasaría por dejar de
atacarla para que la ola vaya perdiendo fuerza, pero sus detractores no deben
haber leído muchos cómics o, más bien, no son capaces de actuar en
consecuencia. El brillo de la estrella de Isabel entra por los ojos y les quema
las entrañas. Aunque sepan que sus cargas contra ella son su alimento y que las
espera y recibe encantada, simplemente no pueden resistirse, y ahí la tenéis,
creciendo y creciendo a costa suya mientras ellos se desinflan. No se vislumbra
en el horizonte rival capaz de pararla. Ni a siniestra, ni a diestra. Aviso
para navegantes.