ESTUPIDEZ REPUBLICANA
Me encuentro por
casualidad mientras navegaba por Internet con la noticia que enlazo al pie del
presente artículo, que tiene ya tiempo, pero yo desconocí en su día. No es que
yo sea especialmente monárquico (y mucho menos borbónico o juancarlista), pero,
a poco que se piense en ello, los británicos necesitan una monarquía, sin que
le sirva un Jefe de Estado electo. ¿Motivo? Bastante sencillo: Comonwealth.
Existe algo así llamado que redunda en beneficio de todos los países a ello
adheridos, especialmente el propio RU, en la cual el monarca asume la jefatura
estatal de todos ellos. No puede hacerlo un político elegido, porque este pertenece
a una ideología. Un país con gobierno de izquierdas, no asumiría de buen grado
un Jefe de Estado derechista, o viceversa. La Corona, más allá de las
convicciones personales de quienes la detentan, actúa como institución
apolítica. Siempre que se mantenga como tal por tanto, es la única opción
válida para asumir tal función por tanto. Como decía, no hay que devanarse
demasiado los sesos para llegar a tal conclusión.
Aprovechando la ocasión
y el paso del Pisuerga por tierras vallisoletanas, incluiré aquí una defensa de
nuestra propia Monarquía. Sin esforzarse demasiado, se aprecia pronto que la
coyuntura española tiene más que ver con la británica que con la alemana, la
italiana o prácticamente cualquier otro país de nuestro entorno. Aunque aquí no
exista una Commonwealth, sí existe también una comunidad supranacional llamada
Comunidad Hispana que comparte fuertes vínculos de historia, cultura, lengua y
sangre, a la cual se pueden aplicar los mismos parámetros enunciados en el
párrafo anterior. Aunque nosotros no tengamos un Jefe de Estado común, también
el Rey de España es un cargo reconocido y de prestigio en Latinoamérica, y
hasta existen grupos y movimientos que abogan por establecer una unidad de
jefatura estatal. Tanto a España como a aquellos países (más a España, todo hay
que decirlo, pues allí están varias de las potencias de futuro), les conviene
mantener y fortalecer esos lazos, y la única figura que puede servir de nexo
político común a tal fin, es la del monarca. Vuelvo a repetir que no es quien
escribe especialmente monárquico, y hasta fue antimonárquico en otra época,
pero la edad trae la reflexión, y, dicen, la sabiduría.
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