Estos días viene el tema a
colación, con la nueva división de las bases podemitas por el asunto del chalet
de Pablo e Irene. La izquierda estará siempre dividida, pues es consecuencia
necesaria de su filosofía. El principio izquierdista básico, a partir del cual
se construye toda su ideología, es la pretensión de la justa redistribución de
la riqueza. Según esto, ninguna persona puede tener más de lo estrictamente
necesario para vivir mientras otras pasen necesidad por no tener suficiente. De
resultas de ello, quien no tenga nada o tenga poco, entenderá que lo justo es
que quien tiene mas que él comparta. Pero él mismo no querrá compartir lo suyo,
pues está en la naturaleza de todos los seres vivos competir por unos recursos
limitados y retener lo que consideramos nuestro. Siempre habrá una brecha por
tanto entre los perdedores reales (empleo el término perdedor para definir a
los izquierdistas, no en sentido peyorativo, sino en el que le da su propio
himno, La Internacional, cuando habla de los parias de la Tierra) y los
izquierdistas meramente teóricos e hipócritas, que serán todos aquéllos que
lleguen a transformarse en ganadores, como ocurre con los líderes políticos.
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