sábado, 17 de diciembre de 2016

LA TORPEZA DE PABLO IGLESIAS Y SU INESPERADO VIAJE DE VUELTA A LA NADA


Hace un tanto, cuando la dimisión de parte del equipo de Pedro Sánchez para forzar la caída de éste, el que escribe anunció el requiem por PSOE, señalando la circunstancia de que Pablo Iglesias lo creó y Pablo Iglesias lo terminó. Como ocurriera con aquellos viejos héroes y personajes mitológicos (Hércules, Minos…), que en realidad parece ser condensaban en un solo mito actos y obras llevadas a cabo por distintos históricos homónimos, quizá un investigador del futuro, de no ser por la documentación gráfica y audiovisual que hará fe para la Historia de nuestro tiempo, llegara a la conclusión de que entre los siglos XIX/XXI existió un notable adalid del socialismo español que vivió más de doscientos años –cabe esperar- y fue el padre y el verdugo del partido del puño y la rosa.

No exactamente. Lo que elevé fue un pronóstico de posibilidad, no de certeza. El PSOE llegó al poder de la mano de Felipe González, en unas circusntancias similares en cierta medida a las actuales. Yo era niño entoces (y aun así los tenía bien calados y no me tragué la patraña, lo cual me costó intensas disputas con mis compañeros de colegio), pero lo recuerdo bien. El sevillano no lucía coleta y sí corbata, pero acostumbraba vestir con una chaqueta de pana y prodigarse en gestos reivindicativos de su origen obrero y humilde, como el de aquella ocasión en la cual, cuando le preguntaron de qué marca prefería el agua que había pedido, reaccionó muy dignamente respondiendo:

“¿Cómo de que dé marca? ¡Agua normal y corriente! Del grifo”.

Mi madre guardó toda la vida la foto del momento publicada en los diarios, en la cual se veí al que llegaría a ser el primer presidente socialista de la historia de España, dando un largo trago del botijo que le acercaron ante el beneplácito y aplauso de la concurrencia. Igual que ahora, se vivía una situación de dificultad económica, con altísimos niveles de desempleo, etc. También entonces llegaba la izquierda en un ambiente de euforia triunfalista como la que se llegó a revivir en el momento de mayor apogeo podemita, con promesas de haber llegado el momento de pasar factura a los ladrones de las altas esferas, de que iban a crearse ochocientos mil puestos de trabajo… Luego, tras llegar al poder, Felipe debió perder la chaqueta, pues nunca más volvimos a vérsela puesta. Los ochocientos mil puestos pasaron a ser los “ochocientos o mil” del chiste de la época, que habíamos escuchado mal y confundido sus palabras a causa de su acento andaluz. Y llegaron los Juan Guerra, Roldán, Vera, Barrionuevo … resumiento, lo que se dio en llamar “cultura del pelotazo”, con unos niveles de corrupción política e  institucional sin precedentes. No sabemos si el ex presidente socialista siguió conservando su habilidad al botijo, pero es de esperar que Pablo Iglesias tomara nota del detalle de la prenda de pana. Posiblemente no lleguemos a verlo nunca con corbata.

El PSOE se quemó. Traicionó a su electorado, llegando a producirse una desconexión entre los votantes socialistas y sus dirigentes que culminó en el fenómeno del movimiento Indignados 15-M. Ya no resulta creíble como partido de izquierdas, lo cual deparó se produjera un vacío que vino a ocupar Podemos. Pablo Iglesias y los suyos fueron realmente hábiles al moverse avanzando desde el signo extremista bajo el cual nacieron como organización política, para acercarse a la socialdemocracia y el centroizquierdismo. Con ello ganó a los jóvenes de este pensamieanto, además de a los adultos defraudados por el PSOE, quedando en apoyo de éste únicamente los incondicionales de toda la vida y quienes seguían votándole por inercia familiar u otros motivos similares. En tales circunstancias, privadas de renovación sus bases al haber pasado a los morados todo izquierdista de honesta convicción, el futuro previsible del partido de la rosa semejaba languidecer perdiendo progresivamente los seguidores que le quedaban, hasta acabar falleciendo por motivo de edad.

Sin embargo y contra todo pronóstico, quién lo iba a esperar tras su habilidad política anterior, Podemos, siguiendo las directrices de su líder, ha vuelto a dar un giro para virar el rumbo de nuevo hacia la ultraizquierda. ¿Qué hay en la cabeza de Pablo Iglesias y los suyos? La historia reciente ha demostrado que aquélla no tiene futuro alguno. El Partido Comunista hubo de disolverse integrado en el seno de IU, y, aun así, ha continuado en caída libre hasta restar con una representación en las Cortes meramente testimonial. El mismo Pablo reconoció que el extremo ideológico que a que él se adhiere no tiene nada que hacer en tiempos normales, en los cuales se impone la moderación, debiendo quedar ellos a la espera de su oportunidad, que se presenta en tiempos de crisis y convulsión política y/o económica. 

¿Por qué pues este inesperado giro en una dirección que, como vemos, el mismo coleta sabe de sobra no conduce a la Moncloa? En realidad, supone el reconocimiento de su propia derrota. Con esto parece admitir que entiende haber tocado techo, no sintiéndose capaz de seguir creciendo a costa del PSOE, ocupando el nicho electoral de la socialdemocracia nutriéndose del electorado de este signo desilusionado con aquél, el cual sí supone un volumen de votantes que podría haberle llevado a la presidencia.

No se entiende pues semejante torpeza en quien antes, al margen de las abismales discrepancias ideológicas que separan al que firma de él, denotara una habilidad política y talento para ganarse a la gente similares a aquellos socialistas de los tiempos de la transición, cuando su mensaje prendía en la gente como chispa en la yesca seca. Ha dado un balón de oxígeno al rival con el cual competía. Lo primero era constituirse y consolidarse como fuerza hegemónica en la izquierda, lo cual, en cualquier país que no viva una situación de grave crisis social, pasa necesariamente por la moderación y ubicarse en la socialdemocracia; para luego erigirse en rival de la derecha y competir con ésta por el gobierno de la nación. Con este giro en cambio, renuncia definitivamente a todo ello.

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