lunes, 5 de diciembre de 2016

¿FUERON MACHISTAS LAS AFIRMACIONES DEL ALCALDE DE ALCORCÓN?


Hace unos días se desató la tormenta política y mediática a causa de unas escandalosas afirmaciones vertidas en el seno del VI Congreso Nacional de Educadores Católicos por el actual alcalde de la localidad madrileña de Alcorcón, David Pérez, en las cuales calificaba al feminismo actual de "rancio, radical, totalitario…" y tildaba a las mujeres que lo defienden como "fracasadas, amargadas y rabiosas”. Algo que probablemente piensa la mayoría de personas, no sólo en España, sino en el mundo, y que han llevado a que, desde la izquierda y los sectores feministas, se pida su dimisión acusándole de machista. Sin embargo, ¿es realmente una manifestación de machismo lo que dijo? Para responder a esa pregunta, debemos acudir en primer lugar la definición que de este concepto hace la Real Academia Española. Así:
 
Machismo
De macho1 e -ismo.
1.      m. Actitud de prepotencia de los varones respecto de las mujeres.”
Machismo es pues la actitud de superioridad de los hombres respecto de las féminas. Se trata de un conjunto de prácticas, comportamientos y dichos que resultan ofensivos contra el género femenino. No es pues machista el acto de insultar a las mujeres en sí mismo, sino, a lo sumo, una muestra de mala educación, grosería, etc, como lo sería igualmente injuriar a un varón. Lo es hacerlo ÚNICAMENTE cuando se  las ofende por su condición de tales. Los aborrecibles “mujer tenías que ser”, “vete a tu casa a fregar y cuidar de tus hijos”, “tómate la pastillita, que así no piensas con claridad…”. Si le dices a una mujer “tú eres gilipollas”, no estás incurriendo en machismo. Incurrirías si le dijeses “las mujeres sois gilipollas”, “eres gilipollas, como todas las mujeres”, etc. Pretensiones de que cualquier trato verbal despectivo hacia una fémina suponga tal falta, como la de la periodista Elisa Beni (tan dada a la demagogia, falacias, tópicos y lugares comunes, chorradas múltiples… ella) hace un par de semanas en un programa de TV, en el cual acusó a Paco Mahuenda de machista por decirle que fuera a que le revisasen el oído (sic); en cambio, sí son una evidencia más de que el feminismo actual (movimiento con el cual intuyo comulga esta mujer) no es realmente tal, sino un hembrismo mal nominado.

Pero volvamos por el momento al análisis de nuestra pregunta. A la luz de la definición de la RAE, a ésta habría que contestar con la siguiente: ¿insultó el alcalde de Alcorcón a las mujeres? A ello, las feministas y los sectores de izquierda, que pretenden establecer una identificación absoluta y automática entre éstas y aquéllas, responderían sin pensárselo un solo instante que sí. Sin embargo, ¿podemos considerar verdaderamente que descalificar a unas u otras sea una misma cosa? La mayoría de féminas, aunque no se consideren contrarias al feminismo, tampoco se llamarían a sí mismas feministas, y muchas de ellas, probablemente tantas como militantes y seguidoras de ese movimiento existen o más, dirían que son detractoras de ese movimiento. Tenemos pues que no todas las mujeres son feministas, incluso que la inmensa mayoría no lo son, con lo cual, definitivamente, no puede considerarse que insultar a unas u otras sea una misma cosa.

El siguiente argumento que cabría para intentar calificar de machistas las declaraciones de David Pérez, sería el de que el feminismo es un movimiento que defiende los derechos de las mujeres (ahí otro de los tics de la cuestión. Volveremos sobre ello en un próximo artículo), con lo cual despreciar tal causa sería acto equiparable al de despreciar directamente a aquéllas. Explicación impecable, pero ¿realmente el alcalde atacó esa motivación, o más bien la forma de perseguirla de este colectivo? Yo creo que, sin ningún género de duda, sería esto segundo. No me imagino al hombre negando que las mujeres deban disfrutar de plena igualdad de derechos y oportunidades con respecto a los varones, ni tampoco vilipendiando tal pretensión, una de las más justas y loables que hayan existido con toda certeza.

David Pérez, Ilustrísimo Alcalde de Alcorcón, democráticamente elegido por sus conciudadanos, no  incurrió en machismo ni misoginia alguna con sus afirmaciones. Despreció en ellas a las feministas actuales, lo cual podrá considerarse correcto o incorrecto, cuestión que merecería su propio análisis, pero, definitivamente, no fue machista. El hombre se limitó a mostrar su opinión sobre las feministas, igual que otros puedan mostrar la suya sobre los católicos, los animalistas, los ecologistas… Por más que nos lo quieran imponer, no existe obligación de comulgar con el movimiento feminista ni de considerarlo algo positivo e intocable, pues tampoco hay equiparación absoluta y automática entre éste y la causa de la defensa de la igualdad entre hombres y mujeres. Los seguidores y simpatizantes de ese movimiento pretenden vendernos que éste es exactamente eso, pero, como veremos en un próximo artículo, una vez analizada la cuestión se revela que no es así, y que lo que en realidad se defiende desde él (hoy día, no incluyo en esta sentencia a las feministas de otros tiempos) es la prevalencia femenina, no la equiparación con el varón.

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