domingo, 14 de mayo de 2017

NUEVAMENTE ESPAÑA ÚLTIMA EN EUROVISIÓN Y YO ME ALEGRO. NO AL EMPLEO DEL INGLÉS POR REPRESENTANTES POLÍTICOS Y ARTÍSTICOS ESPAÑOLES



Ahora triunfa la moda giliprogre que ensalza la lengua de los naturales de la pérfida Albión. Vemos muchos spots terminados con una cada vez más frecuente coletilla en inglés, absurda y sin venir a cuento, tan sólo porque parece que así mola más y queda más fardona la cosa (“my water, my life”, “conecting people”, “Mazda, drive together”…¡toma yaaa!), o incluso enteramente hablados en ese idioma, aunque anuncien un perfume de una diseñadora de un país castellano-parlante (Carolina Herrera); pedimos que nuestros niños salgan del instituto hablándolo correctamente y nos indignamos porque nuestros políticos no lo hacen, ni digamos ya del relaxing cup of café con leche de la Botella; muy convencidos todos de que para ser alguien hoy en día hay que dominar la lengua de Shakespeare y de que no podremos competir como país hasta que nuestra población no lo haga normalmente, como hace la alemana, la italiana, la noruega…

Vamos a ver, retrasados mentales: ¿alguien ha visto alguna vez a un político francés hablando en inglés? Ni se les pasa por la cabeza. Al que se le ocurriera hacerlo, cavaría su tumba política. Y su población es la que tiene el nivel más bajo de pitinglish en la Europa Occidental (sí, sí. Más incluso que nosotros). Allí la gente se niega por sistema a hablarlo en defensa de su propio idioma, concienciados de que éste y aquel son y han sido desde hace mucho rivales -por favor, que no me salga nadie con aquello de “¿ah, sí? Pues yo estuve de vacaciones en Francia y nos atendieron en perfecto inglés”. Claro. Y aquí también lo harán. Los establecimientos y negocios orientados al turismo o que tratan habitualmente con extranjeros, procuran tener trabajadores que dominen el inglés para atender a sus clientes-. Y sin embargo, Francia es la sexta potencia económica mundial. No parece pues que haya incompatibilidad entre ello y el desconocimiento del inglés.

Los hispanoparlantes son países emergentes. México es ya la decimoquinta potencia económica mundial y no tardará en adelantar a España misma, que con Rajoy parece haberse estabilizado en la decimosegunda posición (con Aznar llegamos a ser la octava). Argentina tardará algo más, pero también está llamada a ocupar uno de los puestos privilegiados. La comunidad hispanoamericana en general, es riquísima en recursos naturales y humanos, y ello se traducirá a lo largo del presente siglo en una escalada en el ranking. El mercado hispano-parlante está llamado a ser uno de los más potentes del mundo, más que el anglosajón, y el que quiera actuar en él tendrá que hablar castellano. Es decir, salvo que antes los hispanos hayan aprendido a hablar  inglés, pues siendo así y pudiendo manejarse en esta lengua, que ya dominan casi todos los actores internacionales (hablamos de mercado, no de cine), ¿para qué iba nadie a molestarse en aprender a hablar un lengua tan complicada como el español (la de los británicos es mucho más sencillo), cuando puede comunicarse en esta última, como hacen ya en sus relaciones con alemanes, italianos, noruegos…?

En Francia fue motivo de polémica la elección del cantante Sébastien Tellier con tema en inglés para actuar en nombre de Francia en Eurovisión, hasta el punto de llegar el diputado conservador François-Michel Gonnot a pedir explicaciones a la ministra de Cultura al respecto, afirmando que tal designación “conmociona a muchos ciudadanos que no entienden por qué Francia abandona la defensa de su idioma ante cientos de miles de espectadores”. Admiro y envidio a los galos por su compromiso de defensa con su idioma. Aquí nadie pide cuentas por estas cosas. Los españoles deberíamos aprender de ellos, negándonos a aprender inglés por sistema y, desde luego, exigir que nuestros políticos no lo hablen y en sus relaciones internacionales hagan valer el idioma de Cervantes. Igualmente, impedir que ningún cantamañanas como este Manel Navarro represente a nuestro país cantando en el de los guiris, afecte ello a la letra de la canción entera, como el año pasado, o sólo en parte, como éste . Quien necesite hablarlo o prevea que lo vaya a necesitar lo aprenda (de hecho, es uno de los que yo mismo  hablo), pero no podemos permitir que sea la tónica dominante en nuestra población su conocimiento.

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