Ahora
triunfa la moda giliprogre que ensalza la lengua de los naturales de la pérfida
Albión. Vemos muchos spots terminados
con una cada vez más frecuente coletilla en inglés, absurda y sin venir a
cuento, tan sólo porque parece que así mola más y queda más fardona la cosa (“my water, my life”, “conecting people”, “Mazda,
drive together”…¡toma yaaa!), o incluso enteramente hablados en ese idioma,
aunque anuncien un perfume de una diseñadora de un país castellano-parlante
(Carolina Herrera); pedimos que nuestros niños salgan del instituto hablándolo
correctamente y nos indignamos porque nuestros políticos no lo hacen, ni
digamos ya del relaxing cup of café
con leche de la Botella; muy convencidos todos de que para ser alguien hoy en
día hay que dominar la lengua de Shakespeare y de que no podremos competir como
país hasta que nuestra población no lo haga normalmente, como hace la alemana,
la italiana, la noruega…
Vamos
a ver, retrasados mentales: ¿alguien ha visto alguna vez a un político francés
hablando en inglés? Ni se les pasa por la cabeza. Al que se le ocurriera
hacerlo, cavaría su tumba política. Y su población es la que tiene el nivel más
bajo de pitinglish en la Europa Occidental (sí, sí. Más incluso que nosotros).
Allí la gente se niega por sistema a hablarlo en defensa de su propio idioma,
concienciados de que éste y aquel son y han sido desde hace mucho rivales -por
favor, que no me salga nadie con aquello de “¿ah,
sí? Pues yo estuve de vacaciones en Francia y nos atendieron en perfecto inglés”.
Claro. Y aquí también lo harán. Los establecimientos y negocios orientados al
turismo o que tratan habitualmente con extranjeros, procuran tener trabajadores
que dominen el inglés para atender a sus clientes-. Y sin embargo, Francia es
la sexta potencia económica mundial. No parece pues que haya incompatibilidad
entre ello y el desconocimiento del inglés.
Los
hispanoparlantes son países emergentes. México es ya la decimoquinta potencia
económica mundial y no tardará en adelantar a España misma, que con Rajoy
parece haberse estabilizado en la decimosegunda posición (con Aznar llegamos a
ser la octava). Argentina tardará algo más, pero también está llamada a ocupar
uno de los puestos privilegiados. La comunidad hispanoamericana en general, es
riquísima en recursos naturales y humanos, y ello se traducirá a lo largo del
presente siglo en una escalada en el ranking.
El mercado hispano-parlante está llamado a ser uno de los más potentes del
mundo, más que el anglosajón, y el que quiera actuar en él tendrá que hablar
castellano. Es decir, salvo que antes los hispanos hayan aprendido a hablar inglés, pues siendo así y pudiendo manejarse
en esta lengua, que ya dominan casi todos los actores internacionales (hablamos
de mercado, no de cine), ¿para qué iba nadie a molestarse en aprender a hablar
un lengua tan complicada como el español (la de los británicos es mucho más
sencillo), cuando puede comunicarse en esta última, como hacen ya en sus
relaciones con alemanes, italianos, noruegos…?
En
Francia fue motivo de polémica la elección del cantante Sébastien Tellier con
tema en inglés para actuar en nombre de Francia en Eurovisión, hasta el punto
de llegar el diputado conservador François-Michel Gonnot a pedir explicaciones
a la ministra de Cultura al respecto, afirmando que tal designación “conmociona a muchos ciudadanos que no entienden por qué
Francia abandona la defensa de su idioma ante cientos de miles de
espectadores”. Admiro y envidio a los galos por su compromiso de defensa con su
idioma. Aquí nadie pide cuentas por estas cosas. Los españoles deberíamos
aprender de ellos, negándonos a aprender inglés por sistema y, desde
luego, exigir que nuestros políticos no lo hablen y en sus relaciones
internacionales hagan valer el idioma de Cervantes. Igualmente, impedir que
ningún cantamañanas como este Manel Navarro represente a nuestro país cantando
en el de los guiris, afecte ello a la letra de la canción entera, como el año
pasado, o sólo en parte, como éste . Quien necesite hablarlo o prevea que lo
vaya a necesitar lo aprenda (de hecho, es uno de los que yo mismo hablo), pero no podemos permitir que sea la
tónica dominante en nuestra población su conocimiento.
No hay comentarios:
Publicar un comentario